jueves, 18 de junio de 2015

Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor

 

Así reza el salmo responsorial de la misa de hoy jueves 18 de junio, tomado de Sal 110, 1-2. 3-4. 7-8:

“V/. Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor.
R/. Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor.
Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la
asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las
aman. R/.
V/. Esplendor y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre; ha hecho
maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente. R/.
V/. Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen
confianza: son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y
rectitud. R/”

Nada más oportuno que este hermoso texto litúrgico, ahora que Santos acaba de interceder ante el Santo Padre por su política de paz con los narcoguerrilleros  terroristas de las Farc.

Dicen por ahí que Santos recibió el auxilio de santeros cubanos para ganar la reelección presidencial. Pero, al parecer, esa ayuda le es  del todo insuficiente para lidiar con los que él mismo ha reconocido que no son ningunos ángeles, en lo que se quedó corto, pues se trata de verdaderos demonios.

Lo he expresado en anteriores oportunidades y vuelvo acá sobre ello: hay unas premisas morales y diríase que espirituales que las partes de los diálogos de La Habana han ignorado de modo rampante, por lo que tal como van están abocados al fracaso.

Podría ser que allá se firmare algo, que es lo que a toda costa desea Santos, pero no es previsible que de esa firma se siga la paz para Colombia. Quizás se ponga término a ciertas modalidades del conflicto, mas no para entrar a una etapa de postconflicto, como viene diciéndolo  Santos con ingenuidad digna de mejor causa, sino para presenciar su transformación en algo tal vez peor, como por ejemplo una guerra civil.

El Santo Padre ha insistido en que este proceso de diálogos debe estar animado por un sincero propósito de reconciliación entre los colombianos. Pero esto es lo que a las claras no quieren los capos de las Farc.

Ellos van tras el poder para ejercerlo a su manera, que es la de la arbitrariedad y la crueldad, con miras a instaurar un sistema totalitario y liberticida. No les interesa compartirlo con lo que llaman el “establecimiento” ni está en su agenda la aceptación de los principios de la democracia liberal, así se la enriquezca con contenidos sociales. Su agenda es la del Foro de San Pablo, que promueve la puesta en marcha del Socialismo del Siglo XXI, no obstante su rotundo fracaso en todos los países que lo han adoptado, comenzando por Venezuela.

Nadie discute que una paz sostenible solo puede ser resultado de la verdad y la justicia.

Pero este proceso se inició y se ha desarrollado con base en detestables mentiras.

Santos y los capos de las Farc tienen merecida fama de mentirosos redomados. Nadie que esté en sus cabales se inclina a creerles. Por eso, su cacareado acuerdo sobre una Comisión de la Verdad que rinda dictamen sobre la violencia que nos ha afligido a lo largo de más de medio siglo, se ha recibido con justificado escepticismo, pese a la pretenciosa y hasta delirante justificación que ha pretendido asignarle el Alto Comisionado de Paz.

Bien lo ha dicho Miguel Gómez Martínez en declaraciones para “La Hora de la Verdad”: esta iniciativa representa el mayor logro obtenido por las Farc hasta el momento.

Su propósito no puede ser otro que legitimarlas, lo que no resulta ya difícil, dado que Santos, de manera irresponsable, comenzó por otorgarles la equiparación con el Estado. Y no solo eso, pues en su discurso en Cereté, con ocasión del Día del Campesino, no tuvo empacho en afirmar que coincide con las Farc en su diagnóstico y las soluciones respecto de la problemática del agro colombiano.

Leo que Iván Cepeda, notorio compañero de ruta de las Farc, inaugura su colaboración con El Tiempo afirmando que “La verdad es un imperativo ético”. Pero de entrada uno se pregunta:¿qué significa la ética para este personaje?

Hasta donde llega mi conocimiento del marxismo-leninismo que a las claras profesa, es ético todo lo que contribuya al triunfo de la revolución. Esa causa, a la que Fidel Castro siempre se refiere alzando la voz y escribiendo con mayúsculas, justifica, desde luego, la mentira, pero también la destrucción de la riqueza colectiva, el avasallamiento de las comunidades, el asesinato e incluso las masacres.

Si hay alguna palabra tan venerable como maltratada, es la justicia. También a este respecto cabe preguntarse:¿qué es lo justo para los cabecillas y auxiliadores de esas hordas salvajes que son las Farc?

Se queja Santos, en declaraciones que acaba de publicar “El Tiempo”, de las corrientes de odio que se mueven en el seno de la opinión pública colombiana, sin fijarse en que él es uno de sus alimentadores y en que, si alguna tendencia política se nutre de tan malsano sentimiento, es precisamente la de sus compañeros de diálogo en La Habana.

Pues bien, si no viene fundada en una inspiración espiritual de rango superior, la fementida lucha por la justicia no suele ser otra cosa que manifestación de sentimientos de odio, de venganza, de retaliación y, en suma, de esas bajas pasiones que hacen detestable al ser humano. Y esa elevada inspiración, bueno es repetirlo, no se ve por parte alguna en La Habana.

Como lo escribí hace tiempos, las Farc obedecen a la lógica del vampiro de “La Tormenta del Siglo”, de Stephen King: si no se les da lo que piden, ejercerán la violencia llevándola a extremos aterradores. Es lo que estamos padeciendo hoy en nuestro país, debido al ánimo claudicante de quien juró proteger la vida, honra, bienes y demás derechos de los colombianos mediante el poder coercitivo que otorga la autoridad legítima.

Menudo lío le ha creado Santos al Papa pidiéndole auxilio para este cortejo de mentiras en que se ha convertido su mal llamado proceso de paz.

Sobre el particular, recomiendo la lectura de un extraordinario artículo de mi entrañable amigo José Alvear Sanín, que reproduce en su Crónica de hoy mi también amigo del alma Rafael Uribe Uribe: vid http://rafaeluribe.blogspot.com/ (“Cuidado, Santidad, con los malos consejeros”).

1 comentario:

  1. ¡Excelente artículo! El diablo buscando la oportunidad para hacer hostias.
    Ignoro si S.S. Francisco, se contó los dedos luego del apretón de manos con Juan "Gelatino" Santos.
    Jealbo

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