martes, 26 de mayo de 2015

La Confesión de Mockus

A fines de la semana pasada Antanas Mockus dio a conocer unas extrañas declaraciones en las que reconocía haber colaborado con las Farc y el M-19 hasta mediados de la década de 1980, es decir, pocos años antes de ocupar la Rectoría de la Universidad Nacional.

Transcribo en seguida la información que sobre el particular publicó “El Colombiano” en su edición de ayer:

Antanas Mockus reconoce que trató de falsificar cédulas para las Farc

REDACCIÓN ELCOLOMBIANO.COM | PUBLICADO EL 25 DE MAYO DE 2015

El excandidato presidencial y exalcalde de Bogotá, Antanas Mockus, reconoció este lunes que utilizó de forma indebida un salón de fotografía y trató de falsificar cédulas hace 30 años cuando fue simpatizante del proyecto político de las Farc.

“Hace 30 años yo miraba el mundo de manera muy distinta a como lo veo hoy en día. Y cometí una serie de errores. Yo me retiré de cualquier cercanía con este grupo hacia 1985 y me dedidque a contruir Estado e institucionalidad. Ahora que esta sobre la mesa el tema de la justicia transicional quiero ayudar en el debate diciendo de alguna manera que yo también fallé e invito a la gente que en el pasado falló a que nos reconozcamos y aceptemos la cruda realidad””, indicó Mockus a La F.m.

El excandidato del Partido Verde agregó que aunque nunca visitó un campamento guerrillero ni recibió ni entregó dinero de las Farc, si recibió un entrenamiento para hacer cédulas falsas.

“Recibí un entrenamiento para aprovechar el cuarto oscuro que tuve de fotografía para ayudar a producir documentos falsos. Nunca produje un documento falso pero si recuerdo a un instructor que venía de Chile o Uruguay que cargaba cédulas robadas y que utilizaba como base, a partir de cédulas verdaderas producía cédulas falsas. Esa fue una manera de colaborarle a las Farc”, agregó Mockus.

El exalcalde de Bogotá afirma también que hizo traducciones para el grupo guerrillero. “Me pidieron que tradujera un catálogo eso fue parte de la cooperación. Deje de revelar fotos sobre la obra de mi madre y ensayé una vez como hacer las cédulas falsas”, confirmó.

Por otro lado, afirmó que su simpatía se dio luego de un primer contacto por el trabajo universitario en el que había criticado el terrorismo de los grupos guerrilleros.

“El hecho de que vieran la importancia de mi trabajo me acercó a ellos. Le pedían a uno hospedar en la casa, eso sucedió más con el M19 que con las Farc. Uno de mis mejores alumnos murió en la toma del Palacio de Justicia. Nunca tuve una conversación larga con los miembros de estas organizaciones, estuve en reuniones con gente que simpatizaba. Llevo 30 años tratando de compensar el mal que hice haciendo espero yo el bien”, afirmó Mockus.

Por último, Mockus pidió trabajar por la justicia transicional y comenzar a pensar la paz en Colombia reconociendo nuestros errores y perdonando los de los demás.

Carta de Mockus:

“Carta pública de un ciudadano que en algún momento fue...

Carta pública de un ciudadano que, en algún momento fue simpatizante de las Farc, pero que como funcionario público también ayudó a consolidar el prestigio y la eficacia de la Fuerza Pública, y ayudó a promover la firma del Tratado de Roma que creó la Corte Penal Internacional.

Señores del Gobierno legítimo de Colombia, encabezado por el Presidente Santos, y señores de las Farc:

Me duelen tanto los 11 militares como los 26 guerrilleros.

Echar para atrás me parece un error.

Yo les ayudé a unos y otros.

Soy culpable sobre todo por omisión.

Pero además les guardé... secretos y recursos.

Además les traduje...

Invito a que no haya más golpes de mano.

Me ofrezco a recibir la misma sanción que recibirán los dirigentes de las Farc que quieran reconocerse culpables de crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra.

Antanas Mockus, ciudadano en formación, 22 de mayo de 2015”.

 

Esta información se presta para diversos comentarios e interrogantes.

Lo que ella denota sobre la excéntrica personallidad de su autor es asunto que resulta preferible dejar en manos de psicólogos y psiquiatras.

Acá interesa señalar que Mockus le mintió en materia grave al país en la campaña electoral de 2010, cuando se presentó como paradigma de la moralidad política. Queda claro que no solo es un histrión, sino un embaucador.

Pero es menester ir más al fondo de lo todo esto conlleva.

Todo da a entender que la imagen de Mockus es hechura de la gran prensa, que lo presentó a la opinión  como un personaje ciertamente excéntrico, pero también auténtico, dotado de sólida preparación intelectual, impecable desde el punto de vista de la ética pública y, además, un excelente administrador de los asuntos colectivos.

Los hechos han mostrado que no era verdad tanta belleza. Pero, entonces, uno se pregunta acerca del compromiso de la Gran Prensa con la verdad.

Muy pocos se preocuparon por investigar, como lo ha hecho Ricardo Puentes Melo en “Periodismo sin Fronteras”, los antecedentes de Mockus y cómo se convirtió en figura pública de tanta notoriedad que logró por elección popular la Alcaldía de Bogotá y fue el segundo candidato más votado en los comicios presidenciales de 2010.

¿Quiénes lo promovieron y con qué propósitos? Vaya uno a saberlo. Lo que sí sabemos ahora, por confesión propia, es que hacía parte de grupos de apoyo de la subversión, de lo que dice estar arrepentido. Era, pues, un “quintacolumnista”, lo cual lleva a preguntarse acerca de cuántos más puede haber como él.

Hace poco, el coronel Hernán Mejía Gutiérrez habló de los tentáculos de las Farc en altas esferas de la dirigencia nacional (Vid. http://losinformantes.noticiascaracol.com/es rel-detenido-coronel-hern%C3%A1n-mej%C3%ADa-relata-c%C3%B3mo-se-1275-historia).

Parecen ser tan fuertes esos tentáculos que, no obstante reiteradas acusaciones y sólidos indicios, las autoridades judiciales se han desentendido de la “Farcpolítica”, a diferencia de lo que ha sucedido con la “Parapolítica”, por cuenta de la cual hay centenares de encartados. Como dice el Procurador, da la impresión de que nuestra justicia llora por un solo ojo y agudiza la vista cuando se trata de perseguir a los políticos de centro-derecha, pero ignora a los de izquierda. Dicho de otro modo, tenemos una justicia infiltrada.

Aunque la opinión colombiana rechaza enfáticamente a los subversivos, según lo prueban con reiteración las encuestas, no cabe duda de que ellos gozan de simpatías en ciertos sectores influyentes.

¿Es el presidente Santos uno de esos simpatizantes?

Así lo afirma con énfasis Ricardo Puentes Melo (Vid. http://www.periodismosinfronteras.org/los-santos-y-su-militancia-castrocomunista.html). Pero, como hay quienes se niegan a creerle porque consideran que sus acusaciones son demasiado audaces, aunque pocos se atreven a desmentirlas, conviene mirar lo que fluye de otras fuentes.

Por ejemplo, hace unos meses Jaime Arturo Restrepo Restrepo divulgó la copia de la primera página de una circular del Secretariado de las Farc en que se informaba a sus frentes sobre el inicio de conversaciones de paz con el gobierno y  se les decía que Santos les había hecho saber que estaba de acuerdo con las tesis de la subversión, aunque no con sus procedimientos. Por supuesto que la Gran Prensa ignoró esta publicación y tal vez unos pocos llegamos a conocerla. Yo la comenté en un artículo para este blog.

Pues bien, se dice que el guerrillero Losada acaba de anunciar que divulgará una carta de Santos en donde les manifiesta a sus conmilitones que, después de leer los programas de las Farc, encuentra que todo lo que en ellos se plantea es susceptible de negociarse en La Habana. Por eso, Fernando Londoño Hoyos acaba de pedirle a Santos en “La Hora de la Verdad” que divulgue esa carta. (Vid.http://www.thaniavega.co/blog/muestre-esa-carta-santos-el-editorial-lhdlv/).

De ser cierto ese mensaje, la circular de las Farc cobraría entonces serios visos de autenticidad.

No hay que olvidar que Santos declaró hace algún tiempo que le gustaría pasar a la historia con una imagen similar a la  del presidente F. D. Roosevelt, vale decir, como un traidor a su clase. Ya la gente del común lo ve así, aunque es dudoso que piense que pueda alcanzar su misma dimensión.  A ojo de buen cubero, bien podría decir uno que le falta mucho pelo para esa moña.

jueves, 14 de mayo de 2015

Entre copa y copa

Un testigo presencial le informó al Procurador  que, en medio de libaciones, el fiscal Montealegre se jactó de haber participado decisivamente en la reelección de Santos, con su jugada del “hácker”, y de ser el alma de la conspiración para buscar que el Consejo de Estado anule la reelección de Ordóñez.

Lo del “hácker” Sepúlveda, tal como lo denuncié en varios artículos para este blog el año pasado, exhibe todos los visos de un montaje urdido por el siniestro binomio Santos-Montealegre, con la colaboración de la revista “Semana”, el diario “El Tiempo” y los dirigentes de la Mesa de Unidad Nacional, entre otros.

El punto de partida del operativo fue la grabación subrepticia e ilegal desde todo punto de vista que hizo un supuesto socio español de Sepúlveda de un encuentro de este con el candidato opositor Óscar Iván Zuluaga. Violando la reserva del sumario, la Fiscalía le entregó esa grabación, posiblemente manipulada, a la prensa adicta al gobierno y cómplice de este, para así sustentar un escándalo que presentaba a la campaña del Centro Democrático como una empresa criminal, tal como descaradamente lo afirmó Santos antes de las elecciones.

Creo que nunca antes en la historia de Colombia se había visto algo tan sucio: un Presidente-candidato dedicado a desacreditar a su principal oponente, con la complicidad del Fiscal General de la Nación y otras altas personalidades públicas, a través de esa sí una ominosa empresa criminal que contaba con la garantía de una total impunidad.

El modus operandi de esa empresa criminal ya se ha ensayado en otras ocasiones. Consiste en valerse de principios como el de oportunidad y el de colaboración eficaz, así como de falsos testigos que se autoincriminen involucrando a terceros, para lograr unas sentencias condenatorias debidamente arregladas, que después se esgrimen frente a quienes que no han sido parte en  procesos en  que no se los ha oído y ni siquiera se les ha permitido hacerse presentes.

Como suele advertirse en el cine, cualquier parecido de estas actuaciones con las de la justicia totalitaria es resultado de  meras coincidencias.

Contrasta la saña que el Fiscal ejerce contra el uribismo y sectores que considera que podrían serle afines, con la  escandalosa proclividad que pone de manifiesto en torno  de los grupos subversivos. 

Dice la prensa hoy que como contra estos hay abiertos más de 13.000 procesos, se considera que no hay más remedio que insistir en las soluciones de la justicia transicional para resolver sus situaciones jurídicas, pues las que ofrece la Ley de Justicia y Paz no resultan adecuadas (http://www.elcolombiano.com/colombia/paz-y-derechos-humanos/justicia-y-paz-para-las-farc-no-es-un-marco-adecuado-fiscal-FY1919007).

Pero ese mismo es el número de actuaciones que se dice que hay en curso contra empresarios por supuesto apoyo a los grupos de autodefensa y con las que se los está amenazando.

Ello quiere decir que la Fiscalía se siente impotente para actuar en contra de los guerrilleros,  pero en cambio se apresta a perseguir al empresariado. De ese modo, una vez suscritos los acuerdos de paz con la subversión, se espera que aquella tendrá todos los elementos para ejercer una justicia revolucionaria contra agricultores y ganaderos sindicados de haberse defendido de las depredaciones de los guerrilleros.

Ya se está abriendo campo la idea de que el Fiscal está desbocado y, como dice “El Colombiano” hoy, "baila a su propio ritmo" (Vid. http://www.elcolombiano.com/montealegre-baila-a-su-propio-ritmo-analistas-YL1915643).

Lo que está sucediendo es, como dije en artículo anterior, fruto de que en buen grado nuestra dirigencia política está poseída por “hybris”, ese espíritu de desmesura que destruye la armonía colectiva.

Pero hay ingredientes peores en esa olla podrida que nos está intoxicando.

Uno de ellos es el espíritu de traición, al que se refirió mi dilecto amigo José Alvear Sanín en escrito titulado “Del placer de traicionar”, que aquí menciono para que quede constancia suya ante la historia.( http://periodicodebate.com/index.php/opinion/columnistas-nacionales/item/8476-del-placer-de-traicionar).

El otro es no menos abyecto y nocivo: el espíritu de cobardía, ese que Dante  encuentra en “la triste secta, renegada por Dios y su enemigo, juntamente.”(http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/poesia/infierno/b-601671.htm).

De los que están poseídos por tan mal espíritu, dice el poeta:

“Esta turba, que en vida no fue nada,

desnuda va, por nubes incesantes,
de tábanos y avispas hostigada,

que regaban de sangre sus semblantes,

y a sus pies con sus lágrimas caía,

chupándola gusanos repugnantes.”

 

Pues bien, llámesela triste secta o turba, sobre la elite de los cobardes que saben que el país va por mal camino, pero contemporizan con la traición de Santos para que este y sus secuaces no los intimiden, tal como lo señala mi también dilecto amigo Juan David Escobar Valencia en escrito que igualmente es premonitorio y acusador ( Vid. http://periodicodebate.com/index.php/opinion/columnistas-nacionales/item/8489-olvidensen-del-campo-ya-lo-entregaron), recaerá la responsabilidad histórica de la claudicación de la débil pero antigua democracia colombiana frente a esas hordas salvajes animadas por una ideología totalitaria y liberticida que son las Farc y el Eln.

Hay quienes piensan que esas elites ya están protegidas por sus inversiones en el exterior y tienen la esperanza, además, de seguir haciendo negocios rentables con los que aspiran a ser los nuevos dueños del país, dado que, según creen, el capital no tiene patria y, como dice Marx en texto célebre, su consigna es enriquecerse, tal como lo ordenan la Ley y los Profetas.

No me atrevo, sin embargo, a formular tan destemplada hipótesis, pues los mejores años de mi vida los pasé trabajando en la Asociación Nacional de Industriales, en donde conocí patriotas de verdad y gente de acendrado carácter que me brindó lecciones indelebles que contribuyeron decisivamente a mi formación.

No creo que todos nuestros dirigentes empresariales y ni siquiera su mayoría, hacen parte de la triste secta de los cobardes. Me parece, más bien, que están desorientados y no saben qué hacer para reencauzar el rumbo de la patria.

A ellos les reitero lo que vengo recabando con insistencia: despierten antes de que sea demasiado tarde.

Si cobran adecuada conciencia de lo que está sucediendo, esa misma conciencia les indicará cómo obrar.

martes, 12 de mayo de 2015

Donde viven los monstruos

No me refiero al cuento de Maurice Sendak, que es ya un clásico,  (https://cajondesastreparalengua.wikispaces.com/file/view/donde+viven+los+monstruos.pdf), sino a nuestra flamante Constitución Política de 1991, que alberga una abominable caterva de monstruosidades institucionales.

Es una nave que por donde se la mire hace agua, una edificación que por doquier amenaza ruina.

Prácticamente toda la institucionalidad que deriva de ella está en crisis, tal como lo acreditan las más recientes encuestas de opinión.

Y hace carrera la idea de “refundar a Colombia”, expresión que viene de las Farc, pero ha encontrado acogida en distintos escenarios, pues hay consenso acerca de que el país no va por buen camino y se hace menester enderezarlo.

Con todo, no hay acuerdo sobre el modus operandi de esa empresa, ni acerca de las notas distintivas de lo que un dirigente empresarial llama “el país que soñamos”.

Colombia está poseída por lo que los antiguos griegos llamaban “hybris”, que significa “desmesura, todo lo que sobrepasa una justa medida, orgullo, soberbia” ( http://etimologias.dechile.net/?hybris).

Las altas corporaciones judiciales han perdido la sindéresis, si es que alguna vez en los últimos años la tuvieron, y se han extraviado por los andurriales de la política, no la grande de los valores que deben guiar los destinos de la patria, sino la menuda de los juegos de poder que las pone al servicio de las maquinaciones gubernamentales y en contra de aquellos a quienes se pretende liquidar porque se los considera opositores al régimen o incluso meros competidores suyos.

Pero si alguien osa ponerlas en su sitio, se atrincheran en sus privilegios y batallan para conservarlos.

Ya a nadie le cabe duda alguna acerca de que hemos llegado a los extremos calamitosos de la judicialización de la política y la politización de la justicia.

Las declaraciones del expresidente y actual senador Uribe Vélez, difundidas después de presentarse ante la Corte Suprema de Justicia el 5 de mayo último,  constituyen un histórico Memorial de Agravios que debería preocupar a todos los interesados en la suerte institucional de Colombia, pues si a él lo asiste la razón en sus quejas, estaríamos abocados a una situación de extrema gravedad , inédita en nuestra patria.(Vid.http://www.wradio.com.co/docs/2015050594ae687.pdf).

El espectáculo que está ofreciendo el Congreso es lamentable a más no poder. Compradas e intimidadas sus mayorías por la zanahoria y el garrote presupuestales, obra como caballo cochero que anda a ciegas por la senda que le impone el látigo que esgrime el jefe del Estado.

Lo ocurrido con el Plan de Desarrollo y lo que se ve con el proyecto sobre equilibrio de poderes que anda por el séptimo debate, son muestras del desdén que nuestros legisladores experimentan respecto de la Constitución.

¿Qué decir de la realidad que ofrece nuestro Estado unitario  y descentralizado con autonomía de sus entidades territoriales, que ha sido capturado por tenebrosas redes de corrupción, también sin precedentes en nuestra historia?

Remito, como abrebocas para posteriores exámenes del tema, al artículo “El Insoportable Desorden”, que publicó hace unos días en “El Mundo” el exmagistrado Jorge Arango Mejía.(Vid. http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/el_insoportable_desorden.php#.VVH8S45_Oko)

Pero las muestras más elocuentes e inquietantes de desbordamiento institucional proceden del siniestro binomio que integran el presidente Santos y el fiscal Montealegre, frente al cual otro binomio de que se habló hace más de medio siglo podría considerarse, como dice un sentido vals argentino, “igual que dos palomas”.(Vid. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1034716).

Escribió María Isabel Rueda el domingo pasado en “El Tiempo”:

“¿Cuál es el miedo que el gobierno Santos le tiene al fiscal Montealegre?

“Tiene que ser algo muy gordo. Porque casi con complacencia, y a veces con complicidad, observa cómo el doctor Montealegre extralimita y desborda cotidianamente sus funciones y ejerce combinaciones extrañas de intereses con la subversión.

Cuando no está arengando a los jueces para que salgan a la calle a protestar por una reforma de la justicia que no le gusta a él, está inventando propuestas que suplantan el nombre de las altas cortes para retar a los poderes públicos y allanar el camino minado hacia la constituyente que exigen las Farc…”

 

(Vid http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/sinfonia-para-refundar-la-patria/15722164).

 

Me atrevo a pensar que, fuera de alguna eventual afinidad ideológica que algunos han denunciado entre el supuesto “Santiago” que ocupa la silla presidencial y un viejo activista no arrepentido ni evolucionado de la Juco, está de por medio el caso Arango Bacci, pues al absolver al Contraalmirante y reconocer el oscuro montaje que se armó para destruirlo, la Corte Suprema de Justicia ordenó compulsar copias para que la Fiscalía investigara a Juan Manuel Santos “por haber presuntamente incurrido en irregularidades y falsos testimonios a lo largo del proceso contra Arango Bacci”, según informó en su momento “El País”.

(Vid.http://historico.elpais.com.co/paisonline/notas/Diciembre042009/condenasantos.html).

Ignoro cuál haya sido la suerte de la investigación que le tocaba abrir a la Fiscalía para atender la exigencia de la Corte Suprema de Justicia. Quizás peque de malpensado si digo que probablemente anda, como el caimán, con las fauces abiertas a la espera de que Santos dé algún mal paso para asestarle un golpe que lo aconducte.

Insisto en lo que escribí al comienzo de este artículo: la Constitución de 1991 es un criadero de monstruos institucionales.

Y el peor de todos es la Fiscalía General de la Nación. Su enorme potencialidad de daño para el ordenamiento político y jurídico del país se ha hecho patente con el  desbordado ejercicio de sus atribuciones por parte de Eduardo Montealegre.

Se atribuye a Napoleón el dicho de que “el juez de instrucción es el funcionario más poderoso dentro del Estado”, dado que en últimas es el dueño de las libertades ciudadanas. Y si, como buen comunista, obra siguiendo el lema del pavoroso  jefe de la policía secreta de Stalin, Lavrenti Beria, que decía “Mostradme el sujeto y yo os mostraré el delito”(Vid. http://henrymakow.com/2015/05/Freemasons-Control-the-US-Justice-System%20.html), todo el que caiga en sus garras la lleva perdida.

Afrortunadamente, la dirigencia colombiana ya está reaccionando contra esta ominosa dictadura, tal como puede leerse en el editorial de “El Colombiano” de hoy, que le formula al Fiscal estas severas exigencias:

“Más institucionalidad y menos acción fuera de los linderos de las reglas del juego. A lo mejor retomando las funciones que la Constitución le encomienda, podrá rescatar algo del sentido de justicia para el cual fue postulado al cargo.”(http://www.elcolombiano.com/opinion/editoriales/menos-audacia-mas-razon-ME1897871)

 

Santos, por su parte, también ostenta ínfulas dictatoriales. Pero es un dictador de fachada, pues, como lo insinúa María Isabel Rueda, está bajo el control de Montealegre. O, quizás, bajo el de Timochenko, según sugiere Guillermo Perry cuando escribe, también para “El Tiempo”, que “Santos ha cometido errores que pueden haber inducido a las Farc a pensar que quedó en sus manos.” (Vid. http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/con-pies-de-plomo-guillermo-perry-columnista-el-tiempo/15722165)

Hace días rematé un escrito con esto que traigo de nuevo a colación:

¡Colombia, despierta antes de que sea demasiado tarde!