La película de Clint Eastwood que lleva este nombre en castellano representa una interesante aproximación al tema de las comunicaciones entre el mundo espiritual o del más allá y el terrenal.
Para el Credo Occidental sólo hay un mundo, el que el filósofo John Searle afirma que conocemos suficientemente por medio de la física cuántica y la biología evolucionista. Lo que no cuadre dentro de los esquemas conceptuales de esas teorías no es para él otra cosa que superstición y charlatanería.
Resulta, sin embargo, que lo que hoy se denomina el fenómeno de las canalizaciones, vale decir, la mediumnidad, está tan documentado que es imposible negarlo.
Por supuesto que no es un fenómeno susceptible de examinarse de acuerdo con los rigurosos protocolos metodológicos de las ciencias naturales, pero ello no significa que no exista ni que sea del todo refractario a la observación científica. Digamos que es tan elusivo y ocasional como la captación de las partículas subatómicas, o la observación de las mutaciones genéticas, pero cuando se da ofrece datos que pueden contrastarse de distintas maneras.
No es el caso de ignorar que en esta materia abundan la superchería y la candidez, lo que ha dado lugar a toda una literatura sobre los fraudes espiritistas. Tampoco cabe olvidar que hay peligros asociados a las malas prácticas de juegos como la Ouija, ni que hay prejuicios muy fuertes en contra de estas investigaciones, procedentes no sólo de los medios científicos, sino también de las autoridades religiosas, la Biblia incluída.
Pero cuando se está en presencia de un médium auténtico, llaman la atención la identidad de los contactos que se ponen de manifiesto a través de él y la coherencia de los mensajes que transmite.
La identidad se refiere a que el médium sirve de contacto entre una entidad invisible y el sujeto que está en frente suyo. Ese otro que no se ve manifiesta cierto talante, se exhibe de determinada manera, es, en suma , alguien. Los escépticos dicen que se trata de alguna manifestación inconsciente del psiquismo del médium y el de su acompañante físico, dando así por sentado que el inconsciente es algo que se conoce cómo es, cómo funciona y cómo interactúa. Parece, sin embargo, más simple explicar el fenómeno por la presencia real de un tercero en la relación, sobre todo cuando se examinan las circunstancias en medio de las cuáles se producen los fenómenos.
La Iglesia, que no niega que éstos se produzcan, alerta sin embargo sobre las posibilidades de engaño, no de parte del médium, ni de autoengaño de su paciente, sino de la entidad misma, que puede ser lo que se llama un espíritu burlón, que los hay, e incluso uno maligno, que evidentemente también los hay.
Pero cuando las informaciones que por ese canal se brindan son de tal índole que únicamente los sujetos que hacen contacto a través del médium pueden conocerlas, se refieren a circunstancias íntimas, o aluden a hechos que todavía no se han producido pero más tarde se llevan a efecto, resulta difícil atribuirlas a la imaginación del médium, la fantasía de su paciente o la coincidencia accidental.
Con el finado Humber Echavarría tuve hace años una serie de experiencias tan significativas que me es imposible poner en duda el hecho de que hay un más allá, así como el de la comunicación de los espíritus con nosotros los vivos.
Desafortunadamente, no tuve la precaución de grabar esas comunicaciones ni de tomar nota de ellas para futura memoria. Pero guardo muchas de ellas de manera muy vívida en mi memoria. Algunas son tan íntimas que no debo de hacerlas públicas. Otras se refieren a circunstancias del mundo espiritual que en otras oportunidades comentaré más en detalle.
Es importante anotar que en esas comunicaciones puede haber distorsiones y que los comunicantes no son omniscientes ni poseen dotes extraordinarias. Digamos que a menudo son más precisas las informaciones que suministran sobre su mundo que sobre el nuestro. Y la calidad de sus comunicaciones depende del grado de desarrollo espiritual que hayan adquirido.
La conclusión es que no es superchería, que existe el más allá? Que no terminamos con nuestra sepultura física? Que trascendemos....
ResponderEliminar