sábado, 7 de junio de 2014

Montajes, debates y encuestas

Hay consenso acerca de que la campaña en curso es una de las más sucias que recuerde la historia de Colombia.

 

Pero hay que hacer una aclaración indispensable: la guerra sucia no es entre las campañas de Juan Manuel Santos y la de Óscar Iván Zuluaga, sino de la primera contra la segunda, así la Gran Prensa se empecine en sindicar a ambas de hechos que con justa razón han escandalizado a la ciudadanía.

 

Ayer publicó “El Tiempo” una entrevista con Rafael Revert, el asistente de Sepúlveda que grabó clandestinamente la reunión de este con Óscar Iván Zuluaga. Esa filmación dio lugar al “escándalo del hácker” con que se pretendió mostrar al candidato del Centro Democrático como cómplice de delincuentes o, al menos, como persona de poco criterio que asiste a sitios en donde se están cometiendo delitos.

 

Tal como lo advertí en artículos anteriores, ese video se obtuvo ilegalmente mediante la comisión de un delito que apunta, entre otros, hacia la Fiscalía. Y así lo acredita la entrevista con Revert, que puede leerse pulsando el siguiente enlace:

http://www.eltiempo.com/politica/justicia/entrevista-con-rafael-revert-en-la-w/14083721

 

Ya en las redes sociales se está pidiendo no solo la renuncia del Fiscal, sino que se abra investigación en su contra por estos hechos escandalosos que muestran el abismal grado de deterioro a que ha descendido nuestra institucionalidad.

 

Juan Carlos Pastrana, en su cuenta de Twitter (@jcpastrana), trae a colación el caso Watergate, que dio lugar a la condena de un fiscal norteamericano que participó en el espionaje ordenado por Nixon contra la campaña demócrata: “El Fiscal John Mitchell fue condenado en 1975 a 8 años y medio de cárcel en caso Watergate por, entre otras, infiltrar campaña contraria”.

 

Desde un principio he dicho que el montaje contra Óscar Iván Zuluaga es, ni más ni menos, el “Watergate de Santos”, por el que este tendrá responder algún día que ojalá no esté lejano.

 

Pasemos al tema de los debates entre candidatos.

 

A partir del célebre debate televisado entre los candidatos Nixon y Kennedy en 1960, que se dice que le dio el triunfo a este último por una apretada ventaja, se cree que los eventos de este tipo son necesarios para que los votantes obtengan suficiente ilustración sobre la personalidad de cada uno de los candidatos presidenciales y su modo de abordar los problemas públicos.

 

En teoría es así, no obstante estas dos observaciones que formulo, dejando otras en el tintero. La primera, que se sospecha que el triunfo de Kennedy no provino del carisma que exhibió sobre su rival, que ese día estaba enfermo, ante las cámaras de televisión, sino de un monstruoso fraude orquestado por la mafia de Chicago con el entonces alcalde de esa ciudad; la segunda, que dada la importancia que se asigna a esos debates, es fácil caer en la tentación de manipularlos.

 

Parece que así ha sucedido en esta campaña que he denominado como poco edificante.

 

Los debates que se han programado respectivamente en Caracol Televisión entre los candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia han dejado muy mal sabor por lo que se cree que ha sido un sesgo del todo inaceptable en beneficio del Presidente-candidato.

 

Recordemos que en realidad no se programan debates en los que cada candidato pueda entrar, dentro de las evidentes limitaciones de tiempo, a presentar a fondo sus propuestas y discutir las de sus competidores, sino unas preguntas que formulan los periodistas invitados con tiempo muy limitado para responderlas y posibilidad también muy limitada para contrainterrogar.

 

A las claras se ha visto que al Presidente-candidato y su compañero de fórmula no les hacen preguntas comprometedoras, como sí se las hacen a sus contradictores, y se evitan los temas que podrían ponerlos en dificultades, fuera de que a los otros candidatos los presionan para que se sujeten a los minutos estipulados y las materias sobre los que versan las preguntas.

 

Juan Gossaín formuló hace poco un severísimo cuestionamiento ético a los medios por el modo cómo se han comportado a lo largo de esta campaña. De ello me ocupé en un artículo anterior para este blog.

 

Vuelvo sobre el punto para observar que si la ética ha desaparecido en los procederes de la Gran Prensa,¿qué habría de raro en que los cuestionarios de los periodistas se consultaran previamente e incluso se prepararan con el Presidente-candidato y su coequipero?

 

Uno y otro dejan, en efecto, la impresión de saberse de memoria y tener bien aprendidos sus respectivos libretos, con cifras a la mano, más agravios y mentiras por doquier.

 

Señalo por ejemplo la pregunta que hizo una periodista de apellido Villamizar en el último debate de Caracol Televisión, acerca del compromiso de cada candidato de no “sabotear” lo que su contraparte triunfadora se esfuerce en adelantar en pro de la paz.

 

La pregunta, de entrada, es tonta, pues nadie va a contestar diciendo que se compromete a no sabotear lo que el otro haga. Pero, además, es malintencionada, porque va contra el candidato Zuluaga, que ha criticado la política de Santos con las Farc, y recoge el “ritornello” de sus secuaces acerca de que toda glosa a lo que se está haciendo en La Habana es, en efecto, un sabotaje contra la paz.

 

El debate entre los candidatos a la vicepresidencia le permitió a Germán Vargas Lleras decir mentiras descomunales sobre las casas gratis. Afirmó sin ponerse colorado que se entregaron las 100.000 que había prometido, cuando, según datos oficiales, quizás se construyeron unas 45.000. Un colega en Twitter me aclaró, además, que solo se han entregado unas 14.000.

 

Pero el campeón en materia de mentiras y agravios es el Presidente-candidato.

 

En el debate de antenoche, se jactó de ser el promotor del programa de familias en acción, lo que dio lugar a una rectificación inmediata del expresidente Pastrana a través de su cuenta de Twitter, para recordarle que ese programa fue iniciativa de su gobierno y no de Santos como ministro de Hacienda suyo.

 

Santos aprovechó el espacio que le asignaron para atacar con alevosía a Óscar Iván Zuluaga por el supuesto déficit que dice que dejó al término de su gestión, la enorme corrupción que encontró en el sistema de salud y las reformas laborales que se aprobaron por el Congreso bajo el gobierno del expresidente Uribe Vélez.

 

No tengo cifras a la mano para afirmar si Zuluaga dejó o no un abultado déficit al concluir su gestión ministerial. Lo que sí se sabe es que Santos, como vulgarmente se dice, “raspó la olla” como ministro de Hacienda de Pastrana, de suerte que al iniciarse el mandato de Uribe su ministro Junguito le informó que no había recursos para librar la batalla prometida contra la subversión. Uribe, en lugar de acudir al espejo retrovisor, se las ingenió para arbitrar los fondos que se requerían, lo que dio muestras de su destreza como hacendista.

 

Santos ha atacado a Zuluaga por la limitación de las asignaciones a los miembros de las Fuerzas Armadas, pero no recuerda, como lo hizo ver Alejandro Arbeláez en 360 grados, que su gestión como ministro de Defensa dejó un hueco descomunal que afectó precisamente las disponibilidades para atender los justos reclamos de tan abnegados servidores de la patria. Y ayer, en “La Hora de la Verdad”, el recientemente retirado general Rey hizo gravísimas denuncias sobre la reducción del presupuesto para las operaciones de ofensiva militar bajo este gobierno, que afecta la posibilidad de hacer uso de helicópteros y contar con medicinas para atender a los heridos en combate.

 

Con la detestable inverecundia que lo caracteriza, el Presidente-candidato pretendió enlodar a su rival por la corrupción que encontró en el sistema de salud, olvidando los nexos que con las entidades que se han señalado como parte de ese engranaje han tenido familiares de su coequipero y, además, el flamante Fiscal que coopera tan obsecuentemente con su guerra sucia.

 

La gota que rebosa esa copa envenenada de agravios y mentiras es la acusación que hizo contra el gobierno de su antecesor por la flexibilización laboral que aprobó el Congreso con los votos de muchos de quienes hoy hacen parte de la fementida Mesa de Unidad Nacional que apoya al Presidente-candidato.

 

Según http://www.elempleo.com/colombia/noticias_laborales/flexibilizacion-laboral-sera-por-decreto-/6585302, esa iniciativa comenzó bajo el gobierno de Pastrana y fue impulsada por sus ministros de Hacienda Juan Manuel Santos, y de Trabajo, Angelino Garzón, quienes esperaban contar con el respaldo de los trabajadores.

 

Se lee en esta información de “El Tiempo”, que es hoy el equivalente del “Diario Oficial” que se creó para apoyar al dictador Rojas Pinilla, que “Santos Calderón en la clausura de la Asamblea de la Andi le dijo a los industriales que es un esfuerzo grande que exige su compromiso en materia de generación de nuevos puestos”.

 

Ahora le parece mala a Santos una iniciativa que él mismo prohijó como ministro de Hacienda de Pastrana y que bien habría podido revisar en estos últimos cuatro años de su mandato, pues ningún gobernante en la historia de Colombia ha tenido a sus plantas un Congreso tan abyecto como el que lo ha venido acompañando.

 

Con justa razón, acaba de manifestar el expresidente Uribe que Santos padece un deplorable déficit en su condición humana.

 

Por último, ayer se divulgaron varias encuestas, una de la cuales, la de Gallup, registra la posibilidad de un triunfo arrollador de Óscar Iván Zuluaga sobre Juan Manuel Santos en las elecciones del próximo 15 de junio. En otras se registra bien sea un empate técnico o el triunfo de Santos.

 

Pero llama la atención que la encuesta que publica “EL Tiempo”, elaborada por Datexco, no registre la intención de voto de los encuestados, sino su opinión sobre quién cree que será el próximo presidente, que favorece a Santos.

 

Salta de una la pregunta elemental: ¿Por qué “El Tiempo” solo publica esa opinión y no el resultado de la encuesta sobre intención de voto? ¿No contrató con Datexco ese ítem tan significativo? ¿No les gustó el resultado y lo callaron?

 

Francisco Santos hizo anoche esta publicación en su cuenta de Twitter @PachoSantosC, sobre la que sobran las palabras:

 

 

Enlace permanente de imagen incrustada

 

Pregunta Francisco Santos:"¿Este chat es cierto? Si lo es, es muy grave para Cifras y Datexco. Caracol, la W y El Tiempo deberían averiguar.”

 

Son, en efecto, muchísimas las cosas graves que deberíamos averiguar sobre la guerra sucia promovida por el Presidente-candidato contra la democracia colombiana.

2 comentarios:

  1. Dice Revert, el que a todas luces fue infiltrado por la Fiscalía en la campaña del candidato Oscar Iván Zuluaga, “que las ‘cosas ilegales’ que se hacían en la oficina de Sepúlveda eran monitorización de correos de La Habana y, especialmente, compra y venta de información a diferentes órganos de inteligencia al interior de Colombia”(diario El Tiempo). A estas aseveraciones caben las siguientes reflexiones:

    En primer lugar, la compra y venta de información a organismos de inteligencia no es ningún delito. Es más, cada unidad militar o de policía promueve y facilita la divulgación de información, que ellas obtienen a través de sus empleados de inteligencia. Esas unidades facilitan folletos y documentos en forma gratuita a la población civil sobre esa clase de información, porque es una de sus funciones mantener informado al público local sobre los peligros que lo acechan ya sea de parte de la delincuencia organizada o común. Así, además de proteger mejor a la población civil, se obtienen mejores relaciones entre las fuerzas armadas y la sociedad; lo cual es fundamental para la lucha contra la criminalidad.

    Ahora bien, lo que da a una determinada pieza de información el carácter de secreta o reservada no es el que haya sido obtenida por algún organismo de inteligencia, sino la necesidad de que sea secreta para combatir el crimen. Sin embargo, en esta categoría entran muy pocas piezas de información, pues la inmensa mayoría no solo pueden ser de público conocimiento sino que conviene que así sea. Es por eso que la mayor parte de la información que los organismos de inteligencia obtienen es para que sea conocida por la sociedad en general.

    Infortunadamente, esa información que está disponible para cualquier persona, por lo general es muy poco conocida, hasta el punto de que es prácticamente un tabú hablar de ella. Aunque muchos periodistas acuden a esa clase de información, parece que lo hacen con sesgo ideológico o político, y solo divulgan, en forma distorsionada, lo que a ellos les parece más conveniente. En realidad, lo que hay es escasez de divulgación de esa información.

    En segundo lugar, que yo sepa no existe el delito de “monitorización de correos”.

    ResponderEliminar
  2. no olvidar que lo del hacker apareció, para tapar el NARCOESCANDALO q señalaba a Santos y JJRendon y el otros. en fin estamos cansados de esta justicia parcializada y obscena, e

    ResponderEliminar