lunes, 7 de octubre de 2013

“Dadme lo que quiero, dádmelo con libertad y no molestaré más.”

Hace años vi una excelente película de terror de Stephen King, titulada “La Tormenta del Siglo”. Trata acerca de una serie de crímenes que se presentan en una pequeña comunidad isleña al nordeste de los Estados Unidos. El criminal, después de atemorizar a sus habitantes, los intimida con esta exigencia que aparece pintada en las paredes. Después, hace más explícitas sus demandas y pone a la comunidad en vilo. Lo demás es la historia que no quiero contar para no dañarles a los lectores el deleite de una obra que amerita disfrutarse.

Muchas veces ha venido a mi memoria el recuerdo de esta película, a propósito sobre todo de las negociaciones que se adelantan con las Farc en La Habana, que exhiben un nítido cariz extorsivo.

En efecto, los capos de una de las más peligrosas organizaciones narcoteroristas que operan en el mundo, parecen decirnos a los colombianos a través de Santos y sus delegados que estarían dispuestos a cesar sus depredaciones de todo género si les damos lo que quieren.

¿Qué es lo que quieren?

Lo han dicho a los cuatro vientos: impunidad para sus crímenes, elegibilidad para sus candidatos, asamblea constituyente hecha a su medida, cambios drásticos en los diferentes aspectos del régimen institucional, medios de prensa proveídos por el Estado, desmonte de las fuerzas militares, régimen electoral que los favorezca, etc., etc.

Pero, a decir verdad, los capos no son tan generosos como el oscuro personaje de la película de marras, que ofrece no molestar más a sus víctimas si le dan lo que les pide, dado que las Farc hacen sus exigencias, no para irse, sino para quedarse acá en posición privilegiada que de hecho les garantice la toma del poder en el corto plazo.

Esto significa que la idea de las Farc no es convenir con el gobierno unas condiciones para entregar sus armas, desmovilizar sus efectivos, desmontar el negocio del narcotráfico, someterse a la justicia, indemnizar a sus miles de víctimas e incorporarse a la vida política de acuerdo con las reglas de juego establecidas para todos los actores de la misma, sino hacer valer unas exigencias que les den posición privilegiada para continuar con el empeño de imponernos a los colombianos un régimen totalitario liberticida y destructor de la riqueza colectiva, similar al que rige en Cuba y, de hecho, en Venezuela.

Por consiguiente, así les demos lo que piden por ahora, las Farc seguirán molestándonos hasta que, con la ayuda del Foro de San Pablo, logren quedarse con el santo y la limosna. El acuerdo al que se llegue con sus negociadores será apenas un paso adelante en su propósito de toma del poder a través de la combinación de las formas de lucha que recomienda la doctrina marxista-leninista que profesan.

Santos, con el simplismo de teleprónter que maneja, no sabe uno si por candor o por malicia, así lo ha reconocido al afirmar que debemos prepararnos para pasar del conflicto armado al conflicto social, sin percatarse de que con los comunistas el segundo no excluye el primero.

Se sigue de ahí que muy probablemente lo que se acuerde con las Farc no traerá la paz, sino un conflicto explícito, el social que admite Santos que se generará, y otro embozado o clandestino, promovido por cuadros ocultos de las Farc que ya existen, el PCC, apoyado en las armas y los dineros que no entreguen.

El país tiene todo el derecho de desconfiar de este proceso, pues las Farc no han generado credibilidad ni respetabilidad, y este es el momento en que nadie sabe que estarían dispuestas a entregar a cambio de que les demos lo que piden.

Y también el país tiene todo el derecho de desconfiar de Santos, que ha perdido igualmente toda credibilidad y toda respetabilidad, con lo que ha descendido al mismo  nivel de su contraparte.

El viernes pasado, Hassan Nassar entrevistó en su programa de Cablenoticias a Alvaro Leyva Durán.

Lo que ahí dijo Leyva es preocupante a más no poder, pues, si no lo interpreto mal, afirma que el acuerdo ya está cocinado sobre dos bases: a) otorgarle plenos poderes a Santos con algo así como una ley habilitante de las que han permitido que en Venezuela se instaure la dictadura;  b) convocar el famoso congresito con un 40% de participación de las Farc, lo que equivaldría de hecho a la asamblea constituyente que  han exigido una y otra vez.

De ser así las cosas, no es osado pensar que se nos avecina la tormenta del siglo, tan espeluzante o más que la de la terrorífica película de Stephen King.

8 comentarios:

  1. ¡Excelente comentario! digno de ser vaciado en oro y rotado por todo el planeta.
    Bienvenida un millón de veces la PAZ, pero ni un milímetro de IMPUNIDAD.
    Felicitaciones Doctor Vallejo.
    Jealbo

    ResponderEliminar
  2. asi es yo se lo firmo sin ser anonimo y habiendo sufrido desde que naci HACE 44 AÑOS LOS " CRIMENES CONTRA LA HUMANIDAD Y LOS CRIMENES DE GUERRA DE LAS F.A.R.C. el E.L.N. el M-19, el E.P.L. el E.P.R. etc. COLOMBIA ES EL MODELO QUE NO HAY QUE SEGUIR!! EN TODO CASO ESOS CRIMENES DE NO SER CASTIGADOS EN COL. LO SERAN SEGUN DICE LA CARTA INTNAL. DE DD.HH. EN LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA O EN CUALQUIER OTRO ESCENARIO Y NO PRESCRIBEN " ¡ NUNCA! "

    ResponderEliminar
  3. Muy buena columna, Ojala Colombia se de cuenta de este horror y lo detengan.Fuerza Colombia
    Marco Navarrete
    Chile

    ResponderEliminar
  4. Doctor JESUS VALLEJO MEJIA. Lo preocupante del asunto que padecemos con Juan Manuel Santos y que deploro profundamente no existan mecanismos Constitucionales, como sí para otros funcionarios del Gobierno, para revocarle el mandato, es que nos haya introducido paulatinamente en una empresa para la cual jamas fue elegido presidente por quienes votaríamos por Alvaro Uribe Velez. Estos 9 millones de Colombianos que sin duda deseaban la continuidad del entonces Presidente Alvaro Uribe Velez y sus políticas y que no votaron por él por la maniobra de la Corte Constitucional, han sido, junto con el mismo Alvaro Uribe Velez, traicionado brutalmente por aquel personaje que, con la misma paciencia y sagacidad del tahúr, embaucó al mismo Uribe Velez hasta obtener de él, vencido también Andres Felipe Arias que era el primero para la sucesión, su bendición. Traidor como el que más, por lo que, en honor a la justicia y a la verdad, el mandato que ejerce y despliega, debería y debe estar viciado, por la sencilla y llana razón de que, la plataforma por la que fue elegido por aquellos 9 millones de compatriotas, la cambió. Es decir, estafó a los millones de Colombianos que votaron por él. Por qué razón entonces, ante un escenario como este, la propia Constitución Colombiana no consagra la revocatoria al mandato?...

    ResponderEliminar
  5. Ante el giro en las actuaciones de congresistas, funcionario del Ministerio de Hacienda, queda la inquietud por definir quien es mas conveniente para el país. Las Farc o los actuales legisladores??

    ResponderEliminar
  6. Ninguno de los dos...
    Jealbo

    ResponderEliminar
  7. La ingenuidad de uribe nos llevó a elegir como presidente a uno de los más traidores, o tal vez al más desleal de los colombianos, acompanado de los Benedetys,royes y demás lagartos del partido de la U. Nos condenó a los colombianos a la incertidumbre de una aberrante posibilidad de reelección, con el resultado final de quedar sometidos durante eso que llaman POSCONFLICTO a la dictadura de los peores criminales que ha tenido nuestra historia. Ante estas circunstancias, la mejor opción parece ser votar por cualquier otra cosa que NO SEA LA REELECCION

    ResponderEliminar
  8. La Paz es un lugar comun para todo Colombiano pero NO la Paz SANTOS que seria la entrega traidora al socialism del siglo 21 y una rendicion como si hubieramos perdido la Guerra contra los NARCOTERRORISTAS DE LA FARC!!!!Votemos por las listas de Alvaro Uribe Velez # 1 en el tarjeton y Oscar Ivan Zuloaga para Presidencia.

    ResponderEliminar