Se descorre el velo de la traición
Rueda por Twitter el facsímil de la primera página de una circular de las Farc sobre los diálogos de paz con Santos.
El numeral 1 de del documento, que ofrece serios motivos de credibilidad, es del siguiente tenor:
“El 7 de septiembre de 2010 el presidente Santos mandó razón que quería conversar con nosotros porque pretendía hacer la paz. Plantea que las razones de las Farc son ciertas y valederas pero no comparte los métodos”.
De ser esto cierto, se confirma lo que muchos hemos pensado acerca de que Santos se hizo elegir con una agenda oculta que contradecía sus promesas de campaña, y que, además, fue él quien enarboló ante las Farc la bandera blanca que implicaba la rendición del Estado a las exigencias de esa tenebrosa banda de narcoterroristas.
Hago hincapié en la parte final del párrafo, según la cual Santos reconoce como “ciertas y valederas las razones de las Farc”, aunque no comparte sus métodos, pues estas palabras resumen los puntos de vista de no pocos dirigentes colombianos que simpatizan con la ideología y los propósitos de la extrema izquierda, aunque no sus métodos violentos.
¿Qué significa considerar que “las razones de las Farc son ciertas y valederas”?
Para dar respuesta a la pregunta, hay que partir de la base de que el pensamiento político, vale decir, las razones que los inspiran, se mueve en tres direcciones básicas: a) el diagnóstico sobre las situaciones sociales, que entraña ciertas percepciones y valoraciones sobre sus fortalezas y debilidades; b) el proyecto de sociedad que se aspira a construir a través de la acción política; c) los medios que se considera indicados para acutar sobre la sociedad presente, con miras a instaurar el modelo apetecido.
Si lo que Santos no comparte son los métodos de las Farc, pero sí está de acuerdo con sus demás razones, por considerarlas “ciertas y valederas”, ello significa que está de acuerdo con el diagnóstico que ellas hacen de la sociedad colombiana y el modelo que pretenden instaurar para sustituir el orden reinante.
¿Cuál es ese diagnóstico?
Las Farc no ocultan su ideología marxista-leninista, en cuya virtud el orden social pre-comunista es radicalmente injusto en razón de la propiedad privada de los medios de producción, la configuración de clases que la misma determina , la explotación que los desposeídos padecen por obra de los propietarios y la alienación que el sistema genera en unos y otros, la cual impide que los seres humanos se realicen libremente.
Según los dogmas de esta tendencia ideológica, el Estado de Derecho, las libertades que el mismo proclama y la democracia en que dice fundarse, son meramente formales o ilusorios, y, en lugar de promover la emancipación de los individuos, los encadenan aún más por obra del engaño ideológico.
El orden deseable de las sociedades humanas será el que erradique las causas de su alienación y su explotación, es decir, el que provea a la efectiva emancipación de los individuos, garantizando igualdad y libertad para todos. Y ello solo podrá lograrse si desaparecen la propiedad privada y las clases cuya constitución ella misma determina.
Para la extrema izquierda latinamericana, el modelo a seguir es el cubano. Así lo dijo Chávez muchas veces. Su propósito era hacer de Venezuela una nueva Cuba. Y tal es el cometido de los guerrilleros de las Farc y el Eln; instaurar en Colombia una sociedad comunista.
Pues bien, tanto el diagnóstico como los ideales de los guerrilleros y de quienes simpatizan con ellos, aunque no necesariamente con sus métodos, son no solo extremadamente simplistas, sino que la historia los ha desmentido categóricamente.
Pero, desafortunadamente la ideología que soporta esos diagnósticos y esos ideales se ha impuesto de modo dogmático en la educación, tanto la pública como la privada, de modo que ya son varias las generaciones de dirigentes colombianos formadas dentro de un clima intelectual que duda de las libertades económicas porque las cree contrarias a la igualdad, y es proclive a juzgar con benignidad a “los que matan para que otros vivan mejor”, según dijo alguien de cuyo nombre prefiero no acordarme.
Esta deformación se encuentra incluso en jerarcas eclesiásticos que tienden a ver en los guerrilleros unas ovejas descarriadas y no los lobos feroces que en realidad son. Al fin y al cabo, la Iglesia ha sido víctima de infiltraciones y desviaciones que le han hecho perder la capacidad de conducir por buen camino a su feligresía. Y dentro de esas infiltraciones y desviaciones están las de los marxistas, que les hacen decir a algunos dirigentes católicos que comparten los métodos de análisis de la realidad social formulados por Marx y sus seguidores, aunque no sus presupuestos filosóficos, como si fuera posible disociarlos.
Álvaro Uribe Vélez ha tenido el valor de enfrentar estos prejuicios ideológicos, cuando destaca el papel que para el desarrollo de nuestra sociedad tiene la confianza inversionista y denuncia los errores de una estrategia política fundada en la lucha de clases y la violencia que la misma desata.
Su planteamiento es nítido: no solo hay que combatir la violencia guerrillera, sino sus presupuestos ideológicos, los mismos que según el texto que motiva esos comentarios comparte Santos ,porque al parecer los considera “ciertos y valederos”.
No me gusta hablar de “Mamertos”, pero creo que el calificativo es adecuado, dentro de sus limitaciones, para referirse a los que están negociando con las Farc en nombre del Estado y a cargo de nuestra sociedad.
A pesar de sus proclamas liberales, Santos pertenece a esa categoría, como también De la Calle y muy probablemente el ideólogo del proceso, Sergio Jaramillo Caro. Y no sobra agregar a este equipo el nombre del fiscal Montealegre, que predica la impunidad para las Farc.
Conviene recordar que hace algún tiempo Santos dijo que aspira a ser reconocido, igual que Roosevelt, como un traidor a su clase. Entonces, si Roosevelt era, como decían sus opositores en ese entonces, “nuestro rojo en la Casa Blanca”, Santos tiene igual colorido en la Casa de Nariño.
Sus simpatías están con el diagnóstico y los propósitos de las Farc. Por consiguiente, éstas dialogan con sus amigos y aspiran desde luego a sacar la mejor tajada de la buena disposición que ellos tienen para con sus razones “ciertas y valederas”.
Los “Mamertos” están en el poder. Se lo tomaron por la puerta de atrás y pretenden consolidarlo para después hacer su traspaso a las hordas salvajes de las Farc y el Eln.
Cuentan con la justicia, la educación, la burocracia administrativa y unos medios de comunicación controlados por profesionales a los que en las universidades se les enseñó que los males de Colombia proceden de la libre empresa y de la explotación de los propietarios sobre los trabajadores, de suerte que todo se resolvería modificando sustancialmente la distribución de la riqueza, sin necesidad de preocuparse por algo tan elemental como es su generación y su conservación.
Cuentan también con la pasividad de un empresariado que perdió la conciencia de su responsabilidad histórica para con el país, creyendo ingenuamente que se cumple con ella favoreciendo a quienes quieren destruírlo y negándose a afirmar la legitimidad del sistema de empresa privada y las libertades económicas.
Sé de personas que piensan que si Santos es reelegido lo mejor para ellas sería abandonar el país. Probablemente tengan razón: esa reelección le dará alas para culminar el proceso de entrega a las Farc, a las que no les pide que se ajusten a nuestra concepción del derecho, la democracia y las libertades, sino que les ofrece que les facilitaremos la conquista del poder para que impongan un régimen totalitario y liberticida como el de la isla prisión de Cuba o el que Maduro impone a los perdigonazos en Venezuela.
Extraordinario y valiente artículo que muestra sin esguinces a toda la fuerzasa vivas de Colombia, las simensiones de esa traición de Santos y su mala levadura, ademas del inminente peligro de una reelección de su gobierno, el cual sería comandado por las fuerzas castrochavistas, a las cuales inexplicablemente, les quiere entregar el país. Jealbo
ResponderEliminarExcelente análisis; claro, contundente, nítido, transparente, serio y real.
ResponderEliminarEstimo que en esta pasada, no está Santos solo sino que con un séquito de políticos enceguecidos por el poder, la corrupción y sus miserables vidas, que están poniendo en jaque mate, las libertades de un pueblo que inmerecidamente, ya cumplen casi seis largas décadas bajo la opresión criminal y narcoterroristas de las FARC.
Si el pueblo de Colombia, en las próximas elecciones presidenciales, reelige a Juan Manuel Santos, en la Primera Magistratura,se puede concluir que estaría a pocos pasos para seguir la penosa y peligrosa tendencia social, cultural y política marxista que se ha determinado América Latina, optando por la desolación, la miseria, y el horror para toda la sociedad.
La propiedad privada de los medios de producción no determina el orden de clases, caso en el que en Colombia serían masivamente poderosos los empresarios, los terratenientes y los comerciantes. Realmente no lo son en comparación con las castas dueñas del Estado, y es porque el origen de las clases sociales no es económico sino étnico. Poseer los medios de producción sería demasiado complicado cuando simplemente se tiene el puesto de peaje con el cual controlarlo todo.
ResponderEliminarEso da lugar al más atroz de todos los malentendidos: el de entender el comunismo hispanoamericano como una revuelta de los "desposeídos" contra los poderosos propietarios en la que casualmente se enredan casi todas las grandes familias de la oligarquía colombiana y muchas aristocracias descendientes de funcionarios coloniales en otros países, como en Cuba (aunque es casi lo mismo en toda la región).
Los jerarcas de la burocracia (eclesiástica o política) que comparten los fines de las FARC pero no sus métodos no son unos justicieros engañados sino unos esclavistas mal acostumbrados que encontraron en la retórica comunista un atajo para perpetuar su dominación. Lo que permite a una banda criminal como las FARC ensanchar su poder es la capacidad que tiene de encarnar la defensa de ese orden primordial contra la amenaza de la globalización, de ahí que los gremios que viven del cuento sean cada vez más abiertamente su base social. Por eso las monstruosas ventajas de los funcionarios (sueldos decenas de veces superiores a la media, pensiones antes de cumplir cincuenta años, etc.) no les parecen nunca incongruentes con la igualdad que predican.
El nivel de esa mentira concierne al fondo de la vida hispanoamericana: la encomienda. La educación es el nombre actual de la evangelización, para tan noble tarea era necesario disponer del trabajo de los indios, cosa que sigue más o menos igual aunque ya los descendientes de las indias hayan disfrutado de la mejora racial gracias al tácito derecho de pernada de los encomenderos: ahora no son indios sino mestizos, no trabajan gratis sino que los señores tienen aseguradas rentas fabulosas (en comparación) por sus buenas intenciones, rentas que provienen de los minerales del subsuelo y no ciertamente de ninguna producción, y cuando hay algún forcejeo siempre está la acción de tutela que permite a los mandarines premiarse sin problema.
Suponer un conflicto como el del siglo XIX europeo entre las clases de propietarios industriales y las de obreros es mantener el ensueño con que el orden de dominación se mantiene, tal como atribuirles a esos asesinos y a sus clientelas la noción de "izquierda" es legitimarlos: sólo en cabezas muy sectarias sería concebible que no pudiera haber izquierda o que ésta llevara en sí el asesinato y el secuestro. Y ciertamente la economía colombiana no es particularmente industrial ni hay una clase obrera populosa. Sólo hay unos saqueadores organizados y un montón de descendientes de sus violaciones a los que evangelizan ya no con la religión del amor sino con la política del amor y llevan a la violencia cada vez que les conviene.
Profundo, cesudo, claro y contundente su artículo Profesor! Quienes fuimos sus alumnos lo decimos con orgullo y devoción!
ResponderEliminarCorrijo en mi comentario anterior: sesudo
ResponderEliminarEsta situación es de extrema gravedad, pues cuando el presidente de la República, que es quien tiene más poder que cualquier otro magistrado, es el aliado número uno de las minorías que quieren imponer el socialismo del siglo XXI en Colombia, quienes quieran evitar que eso suceda tienen una misión titánica.
ResponderEliminarMás hercúlea es esa misión cuando junto al Presidente, están también los altos magistrados del poder judicial en la labor de limpiar el camino de obstáculos para imponer ese socialismo, lo mismo que el Fiscal General de la Nación, la mayoría de los miembros del Congreso, que han aceptado mermelada, y la gran prensa.
Por lo tanto, aún si el próximo Presidente fuera contrario a la línea ideológica de Juan Manuel Santos, y el Centro Democrático lograra obtener, por elección, varios senadores y representantes, las acciones de estos buenos hombres y mujeres (nuevo presidente y nuevos congresistas del CD), serían neutralizadas por la justicia politizada, junto a un Fiscal que depende de ella, la gran prensa que está manejada por una minoría hostil a lo que la mayoría quiere, y por el Congreso, que estaría conformado en su mayoría por hombres y mujeres sin principios.
Por eso es importante que los candidatos a la Presidencia, que se oponen al plan de JMS, muestren su garra. Este no es el tiempo adecuado para proponer programitas bobalicones (el enemigo, es decir, JMS y sus aliados van por todo o nada, y tienen todo a su favor). En contraste, Oscar Iván Zuluaga nada ha propuesto sobre qué hacer para despolitizar la justicia y reformarla a fondo, ni sobre cómo hacer para que la Fiscalía funcione mejor y con imparcialidad.
Todavía hay esperanza en Marta Lucía Ramírez, muchos esperamos que ella sí toque los puntos de verdadero interés en la presente contienda electoral.
Cuando veremos publicado ese documento acusador y confirmatorio de la TRAICION de Santos. Eso nos confirma que las FARC llevan 50 años muybbien acompañadas de personajes insospechados y nosotros los colombianos estudiosos, trabajadores y sufridos vivimos engañados. Tenemos que recuperar la patria para nosotros, nuestros hijo y nuestro nietos. No la podemos perder
ResponderEliminarEl documento es real, fue hallado en un pc de un terrorista de Arauca, Rafael Gutiérrez, lo que pasa es que ahora la "cadena de custodia" está a cargo de un miembro de las juventudes comunistas, el señor fiscal Montealegre, por eso esa información no llega a donde tiene que llegar.
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