En política, igual que en las demás cosas de la vida, es más fácil equivocarse que acertar.
El error de juicio puede cometerse de buena fe, por distintas circunstancias, y no necesariamente conlleva algún tipo de déficit moral, así dé lugar a observaciones acerca de si las cosas pudieron haberse manejado de distinta manera.
Conviene traer a colación estas consideraciones de elemental sentido común, ahora que le están lloviendo varapalos al magistrado Arrubla por el modo como ejerció interinamente la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia y la inusitada renuncia que presentó a poco de ser elegido en propiedad.
Quizás él sea más bien el chivo expiatorio de una situación cuyos ribetes apenas se están conociendo y que no han sido de dominio público.
El editorial que publicó El Espectador el martes último señala algunos aspectos de la cuestión que los observadores desprevenidos del comportamiento de la Corte no habíamos sospechado, como es el caso del conflicto interno que se vivió entre la Sala Laboral y las restantes por la negativa reiterada de éstas de votar por el candidato que aquélla había postulado para reemplazar a un magistrado de la misma. Según se comenta, la elección de Fiscal se vio entorpecida no sólo por el conflicto que se había armado con el gobierno de Uribe, sino porque los magistrados laborales decretaron una especie de huelga electoral para presionar que se votara por el que no era del gusto de los demás.
Bien decían los de la terna defenestrada o decaída que el impedimento para la elección de Fiscal no era de ellos, sino de la Corte misma, que ni siquiera había logrado ponerse de acuerdo para elegir Presidente en propiedad, por lo cual le tocó al magistrado Arrubla ejercer bajo el precario título del encargo por orden alfabético.
¿Pudo haber evitado él tomarse ese cáliz?
No lo sabemos. Quizás alguno más avisado podría haberle hecho el quite a tan dudosa distinción. Pero tal vez los que lo acompañaban en su legítima aspiración de que se lo eligiera en propiedad lo presionaron de alguna manera para que no retrocediese en sus empeños.
Lo cierto es que le correspondió poner la cara por sus colegas en un episodio que reitero que fue bochornoso a más no poder, a punto tal que su imagen y la de la corporación se han visto notoriamente deslucidas.
Por las declaraciones que dio el magistrado Munar al ser elegido para reemplazar en propiedad a Arrubla durante las vacaciones, se supo que hubo una reunión en la Casa de Nariño con el presidente Santos, a la que asistieron cuatro magistrados. Su objetivo era destrabar las designaciones que estaban empantanadas en la Corte: la de Fiscal, la de Presidente en propiedad y las de cinco vacantes.
No obstante la cacareada declaración de independencia y autonomía que ha pregonado la Corte para impedir injerencias en sus decisiones, todo parece indicar que Santos, como buen cundi-boyacense y aficionado al póker, terminó poniendo a los magistrados contra la pared: o eligen o eligen.
Vaya uno a saber de qué manera los presionó, pero todo hace pensar que a él se debe la fórmula de la componenda, consistente en elegir a Arrubla en propiedad por unos días y después entronizar a su rival, Munar, para que ejerciese en vacaciones. Los malpensados dicen que de ese modo ambos quedaron con derecho a pasaporte diplomático vitalicio y a retrato en la galería de ex presidentes de la corporación.
También cabe atribuirle a la malicia presidencial la partija de candidatos a elegir para llenar las vacantes, de a dos por cada bando y con inclusión del aspirante que había originado la disputa.
¿Hizo guiño Santos acerca de alguno de los que él mismo ternó para la Fiscalía? ¿Fue espontáneo el voto de los magistrados por Viviane Morales? ¿Cómo hicieron ellos para ponerse rápidamente de acuerdo para elegirla, cuando según muchos observadores el que hizo la mejor presentación ese día ante la Corte fue Juan Carlos Esguerra? ¿Qué se movió tras bambalinas?
Dicen los que saben que en la primera votación hubo 12 sufragios por Morales y el resto fue en blanco, lo que llevó al Presidente de la Corte a decir que era muy grave que en esa sesión no pudiera elegirse Fiscal y que de no ser así, “la Corte se derrumbaría”. Se habla de que hubo que calmar el zaperoco que se armó y urdir una solución de emergencia, consistente en rebajar a 14 el número de votos necesarios para perfeccionar la elección. y lograr que por lo menos dos de los reticentes se sumaran a los 12 que ya estaban filados.
Como acaba de observarlo Juan Manuel Charry en Ámbito Jurídico, lo sucedido ha deteriorado ostensiblemente el prestigio de la Corte.
En otro escrito recordé lo que leí en un ascensor de EDA en la época de Samper:”Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”. Ello significa que el deterioro de la imagen institucional acarrea consecuencias tan nocivas como impredecibles. Ya lo veremos.
¡Excelente artículo! Aquí sentado en el galápago de la vida, sólo puedo decir que ese pavo real de Arrubla y sus pavitos, le hicieron un daño enorme a Colombia, a la majestuosidad de la corte, la cual convirtieron en un pobre pedazo de "corte de popelina de segunda" e irreparable daño a la justicia. Esperemos que el flamante Doctor Arrubla disfrute mucho su nuevo pasaporte diplomatico y no se le convierta en algo DIPLO-DOCATICO con figura de dinasaurio prevaricador.
ResponderEliminarJEALBO
Y ni hablar de los manejos internos en el cuento de la Parapolitica, licor,dineros y trafico de información.Gobernadorescomo el de Antioquia pagando con puestos a magistrados acusaciones a sus rivales en las urnas.
ResponderEliminarHaber dejado al hijo del narco Alberto Uribe, escudado por un primo lambón de Pablo Escobar en el poder por ocho años, causó una hecatombe que hasta ahora se comienza a dejar sentir cuando los medios no están tan amedrentados por la mafia. Los áulicos del cartel de Medellín pueden seguirle echando la culpa a todo lo demás....
ResponderEliminarEse grotesco comentario de Diciembre, hora 17:40 sólo pueede venir de un ANONIMO, que no sabe en qué país viene y que posiblemente viene de marte o de Babia.Sostendrá y tendrá con qué comprobar ante los tribunales lo de "hijo del narco...?"
ResponderEliminarJEALBO