miércoles, 19 de enero de 2011

El Fin del Materialismo

Ignoro si “The End of Materialism”, de Charles T. Tart, Ph.D., cuenta ya con traducción castellana. La obra se publicó el año antepasado por New Harbinger Publications y Noetics Books en Oakland, CA. El subtítulo anuncia su propósito: “Cómo la evidencia de lo paranormal está uniendo a la ciencia y la espiritualidad”.

El autor es graduado de MIT y ha sido profesor en Berkeley. Es uno de los fundadores de la Psicología transpersonal y lleva más de medio siglo estudiando los fenómenos paranormales a la luz de la metodología científica. El libro recoge las conclusiones de prácticamente toda una larga vida de investigación sobre tan fascinantes y controvertidos asuntos.

A la luz de sus investigaciones, Tart señala tajantemente que la mente humana sobrepasa al cerebro. No es, como lo plantea el cientificismo, un epifenómeno producido por reacciones químicas e impulsos eléctricos que se dan en el interior del sistema neuronal, sino una entidad que interactúa con el mismo y a la que a falta de otra denominación más precisa cabe catalogarla como de orden espiritual.

Hay, a su juicio, cinco fenómenos que así lo acreditan de modo fehaciente: la telepatía, la clarividencia, la precognición, la telekinesis y la sanación a través de medios psíquicos.

Ninguno de ellos puede explicarse en función del concepto de energía física, como si fuesen resultado de la acción de objetos materiales sobre los sentidos. No se trata ahí de la percepción de datos sensoriales resultantes de la acción de la res extensa cartesiana, el fenómeno empírico kantiano o el hecho positivista, sino de auténticas operaciones espirituales que de modos ciertamente misteriosos todavía se manifiestan en el psiquismo de sujetos especialmente dotados de un sexto sentido.

La evidencia de estos fenómenos es apabullante y ya no es posible adjudicarlos a la imaginación, las coincidencias o la superchería. Como lo puso de presente Camilo Flammarion en su monumental obra  “La muerte y su misterio” (Aguilar, México, 1948), vivimos inmersos en un medio psíquico cuya investigación es la más apremiante de las tareas intelectuales que nos es dado emprender. Dice Flammarion que es el problema más grande , “el más complejo de todos, y está ligado, lo mismo a la constitución general del Universo, que a la del ser humano, microcosmos dentro del gran todo”(T. I, p. 7) .

Tart ayuda a desvelar el problema apoyándose en esos cinco hechos duros, firmes, irrefutables. Pero va más allá en la exploración de otros que, si bien no tienen la contundencia de aquéllos, ofrecen valiosos elementos de juicio acerca  del mundo espiritual y su modus operandi.

Esos por así decirlo “hechos blandos”, que Tart llama “maybes”, son: la postcognición, es decir,  la visión de hechos ocurridos en el pasado; las experiencias fuera del cuerpo (OBE u out of body experiences);  las experiencias de muerte cercana (NDE o near death experiences); las experiencias de comunicación post-mórtem (ADC o after death communication); y la reencarnación.

Los fenómenos de postcognición son afines a los de clarividencia y precognición. Muchos psíquicos o mentalistas tienen la aptitud de conocer el pasado de las personas  de una manera sorprendente, pero los escépticos aducen que es información que logran a través del inconsciente de los que se someten a su examen. Cabe observar que esta explicación es oscura a más no poder, como oscuro es el inconsciente y el concepto que de él tenemos. Pero con la clarividencia y la precognición no cabe invocar la acción del subconsciente ni de agentes físicos,  pues se trata del conocimiento de hechos presentes ignorados por los sujetos y de hechos futuros todavía no acaecidos.

Los fenómenos OBE y NDE son tema de copiosa documentación que sugiere con grandes posibilidades de certeza que la mente sale del cuerpo y capta realidades sin ayuda de los sentidos. Son célebres los trabajos que al respecto han publicado Elisabeth Kübler-Ross y Raymond Moody, pero sus críticos ensayan intentos de explicación en clave neurológica y psicoanalítica de los fenómenos comunicados por infinidad de pacientes que describen esas experiencias en términos análogos.

También los fenómenos ADC cuentan con abundante documentación y son objeto de debates tan acalorados como interminables. Pero cuando se ha tenido la experiencia directa de comunicación coherente y significativa con los difuntos, las discusiones ya dejan de versar sobre el fenómeno en sí mismo considerado y recaen más bien sobre la naturaleza de las entidades que se manifiestan a través de esas comunicaciones, que no son, como lo creen algunos, creaciones subconscientes de quienes en las mismas participan.

Víctor J.  Zamitt es un abogado norteamericano que cree firmemente en la supervivencia del alma y la comunicación del mundo espiritual con el terrenal. En el sitio http://www.victorzammit.com ofrece información periódica sobre experiencias de estas clases y, además, una muy nutrida colección de libros que se pueden descargar directamente  al computador. Él mismo ha escrito un texto sobre sus investigaciones y lo ofrece de modo gratuito a los que se interesen en el tema.

En fin, el tópico de la reencarnación es el que más dudas suscita. Sería, en los términos que vengo utilizando, el más blando de todos, amén del que más discusiones de índole religiosa acarrea. Pero hay quienes lo han abordado a través de la observación metódica de los hechos. Es el caso del Dr. Brian Weiss, que llegó a él a partir de su práctica psiquiátrica, o el del Dr. Ian Stevenson, que a lo largo de veinte años investigó en la Universidad de Virginia cerca de dos mil casos de reencarnación. En el libro de David Christie-Murray que lleva ese título, publicado en castellano por el Círculo de Lectores en Bogotá en 1991, dice el autor que son tan numerosos y significativos los casos que atestiguan el fenómeno, que ya no es razonable ponerlo en tela de juicio.

Volviendo a Tart, su libro en mención no sólo sugiere criterios sensatos para discernir entre la verdadera ciencia y su desfiguración por el cientificismo, sino que abre el camino para estudiar a la luz de aquélla los fenómenos espirituales, sobre bases más sólidas que las que ofrecen la pura especulación metafísica, las mitologías, las tradiciones y las creencias religiosas.

Por otra parte, entraña severas críticas a lo que denomina “the Western Creed”, vale decir, la creencia materialista que domina hoy en los círculos académicos y se proyecta al gran público a través de un torrente de publicaciones que pretenden convencer al hombre común y corriente  que él, en términos de Bertrand Russell, tan sólo “es el resultado de la acción de causas que no prevén los fines que realizan, y que su origen, su desarrollo, sus esperanzas y temores, sus amores y sus creencias, no son otra cosa que el producto de situaciones accidentales de átomos…” (cit. por Tart, p. 20).

Los interesados pueden obtener información acerca del autor en la página http://www.paradigm-sys.com/.

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