viernes, 8 de agosto de 2014

¿Quiénes gobiernan el mundo?

Comparto con los lectores del blog el resumen de la charla que ofrecí en días pasado a los amigos de la tertulia conservadora que coordina don Carlos Vélez Londoño acerca de las sociedades secretas y su influencia en el mundo actual.

 

Es un tema difícil que se enmarca dentro de un cuadro más amplio, el de los poderes fácticos que influyen y hasta se imponen sobre los poderes jurídicos o formales.

 

Esos poderes muchas veces son discretos e incluso secretos, por lo que se estructuran y funcionan en medio de la penumbra, cuando no de la oscuridad. Son, por ello, refractarios a la investigación objetiva y solo es posible examinarlos a través de medios indirectos, bien sea por lo que a veces dejan entrever sus actores, ya por las huellas que dejan sus acciones en la vida social.

 

Como son poderes que actúan en las sombras, una de sus estrategias es la desinformación acerca de su existencia o su naturaleza. Otra estrategia es la satanización de quiénes se atrevan a investigarlos y denunciarlos.

 

De parte de estos hay, además, el riesgo de incurrir en la paranoia y los delirios de las teorías de la conspiración, que  llevan a menudo a dar por ciertas hipótesis descabelladas que son más fruto de imaginaciones calenturientas que del examen riguroso de los hechos.

 

Creo que para abordar la cuestión conviene distinguir entre poderes discretos y secretos, así como entre el poder de las bandas criminales y el de las sociedades secretas propiamente dichas.

 

Esta segunda distinción se basa en los propósitos que animan a unas y a otras. Las primeras viven del delito y toda su actividad se encamina a lucrarse de él y  asegurar el goce de sus beneficios. Las segundas tienen objetivos que pueden considerarse políticos e incluso espirituales. La distinción no siempre es fácil de establecer, dadas las interacciones que muy frecuentemente se dan entre los grupos criminales y las sociedades iniciáticas o las de cuño político.

 

Discretos o secretos, los poderes criminales que obran en el mundo actual constituyen un tema que ofrece muy serios motivos de preocupación. De hecho, hay sociedades en que la criminalidad está tan enquistada que no se exagera si se las cataloga como sociedades mafiosas.

 

En “El G-9 de las Mafias del Mundo”, J. F. Gyraud muestra que, al lado del G-9 de las grandes potencias, hay una estructura internacional de organizaciones criminales cuyo poder poco tendría que envidiarle al de los grandes cuerpos políticos. En un libro del que no conozco traducción castellana y que fue un “best-seller” hace un cuarto de siglo,"The Underground Empire", el periodista norteamericano James Mills se ocupó de la enorme influencia del narcotráfico en la sociedad norteamericana y las severas dificultades que median para actuar sobre una actividad que movía cuando hizo su investigación tres veces la cantidad de dinero circulante en los Estados Unidos. A partir de la lectura de este libro no me quedaron dudas de que la droga es, ni más ni menos, un problema de civilización contra el que no hay soluciones jurídicas eficaces. Traigo a colación el dicho de Paul Valéry que he citado en otras oportunidades:"Vosotras, civilizaciones, ahora sabéis que sois mortales".

 

Acerca de la segunda categoría de sociedades discretas y secretas que he mencionado, las que abrigan finalidades políticas e incluso espirituales, hay abundante bibliografía a la que es muy fácil acceder por medio de Google. Destaco la investigación que a lo largo de varias décadas hizo el Dr. Stanley Monteith, con base en la cual escribió su libro titulado “Brotherhood of Darkness”. A través de Amazon lo descargué en mi Kindle, pero con ocasión de este escrito lo busqué en Google, en donde es posible encontrarlo pulsando en http://www.keepandshare.com/doc/3537970/brotherhood-of-darkness-stanley-monteith-2000-pdf-february-10-2012-5-32-pm-229k?da=y&dnad=y

 

El Dr. Monteith parte de la base de los cambios tan profundos que hemos venido presenciando en las últimas décadas, tanto en lo político como en lo económico, pero sobre todo en el orden de la cultura, encaminados todos ellos hacia la instauración de un Nuevo Orden Mundial (NOM) presidido por un gobierno también mundial, respaldado por una economía globalizada e inspirado en la idea de una religión universal que supere las religiones tradicionales a través de sistemas de creencias comunes y códigos de ética aceptables para todos. Este, entre paréntesis, es un proyecto en que han venido trabajando personalidades como Hans Küng, el díscolo teólogo católico que ha dado tanto de qué hablar.

 

En el libro se pasa revista a los posibles agentes de estas transformaciones, unos de ellos discretos y otros rigurosamente secretos, para concluir que tras las mismas está a no dudarlo la Masonería. No parece osado, entonces, afirmar que el NOM pretende ser  en realidad un Nuevo Orden Masónico.

 

Para el examen de la Masonería y su acción sobre el mundo de hoy, se vale de muy variadas fuentes, entre las que se destacan el libro de Albert Pike, “Morals and Dogma of the Ancient and Accepted Scottish Rite of Freemasonry , prepared for the Supreme Council of the Thirty Third Degree for the Southern Jurisdiction of the United States”, y el de Manly P. Hall,"Lectures on Ancient Philosophy”. Este último es especialmente valioso, especialmente por su Capítulo 19 sobre  Rosacruces y Masones que puede leerse a través del siguiente enlace:http://www.masoniclib.com/images/images0/530441838615.pdf. Y puede tenerse acceso al libro completo titulado “The secret teachings of all ages: An enciclopedic outline of masonic, hemetic, qabbalistic, and rosicrucian symbolical  philosophy being an interpretation of the secret teachings concealed within the Rituals, Allegories, and Misteries of all ages”en este otro:  

http://www.framsteget.net/gratis/TheSecretTeachingsOfAllAges.pdf

 

Tanto Pike como Hall coinciden en que la Masonería es una religión cuyo credo proviene de tiempos muy antiguos. De hecho, Hall considera que mantiene la herencia de lo que podría considerarse la religión primordial de los egipcios, los babilonios, los persas y los indios, que a través de distintos cauces ha permeado al Judaísmo, el Cristianismo y el Islam, pero al mismo tiempo ha sido tergiversada por ellos. El Capítulo 19 del libro de Hall es especialmente ilustrativo al respecto.

 

Otra muy significativa coincidencia de ambas autoridades masónicas estriba en la afirmación de que en la Masonería hay dos órdenes, el discreto y el secreto.

 

Reproduzco a continuación el texto de Hall, que es supremamente ilustrativo al respecto:

 

“FREEMASONRY is a fraternity within a fraternity—an outer organization
concealing an inner brotherhood of the elect. Before it is possible to
intelligently discuss the origin of the Craft, it is necessary, therefore, to
establish the existence of these two separate yet interdependent orders, the
one visible and the other invisible. The visible society is a splendid
camaraderie of "free and accepted" men enjoined to devote themselves to
ethical, educational, fraternal, patriotic, and humanitarian concerns. The
invisible society is a secret and most august fraternity whose members are dedicated to the service of a mysterious arcanum arcanorum.Those Brethren
who have essayed to write the history of their Craft have not included in their
disquisitions the story of that truly secret inner society which is to the body
Freemasonic what the heart is to the body human.In each generation only a
few are accepted into the inner sanctuary of the Work, but these are veritable
Princes of the Truth and their sainted names shall be remembered in future
ages together with the seers and prophets of the elder world. Though the
great initiate-philosophers of Freemasonry can be counted upon one's
fingers, yet their power is not to be measured by the achievements of
ordinary men. They are dwellers upon the Threshold of the Innermost,
Masters of that secret doctrine which forms the invisible foundation of every
great theological and rational institution.”

 

Hay, pues, una sociedad secreta que actúa a través de una sociedad discreta y, quizás, de otras muchas, al servicio de un misterioso “Arcanum arcanorum”. Esa sociedad va más allá del Grado 33 de la Masonería aparente. Su existencia y su acción no solo se documentan en fuentes masónicas, como las que vengo citando, sino también en fuentes externas, tales como en “The Brotherhood”, de Stephen Knight; “Blood on the altar”,  de Craig Hembichner; o “Windswept House: A Vatican Novel”, de Malachi Martin, que se conoce en castellano como “El Último Papa”.

 

Dice Stephen King al comienzo del capítulo 5 de su libro:

 

“Hay un grupo de élite de masones en Inglaterra sobre el que la Gran Logia Unida carece de jurisdicción. Esa es la fraternidad de los Altos Grados, cuya existencia es desconocida incluso por la mayoría de los masones”( p. 38)

 

Dado su carácter ultrasecreto, resulta en extremo difícil saber cómo se integra y cómo actúa. Hay muchas especulaciones sobre quiénes son sus miembros. A menudo se los identifica con los Illuminati de Baviera, orden creada en 1776 por el exjesuíta de origen judío Adam Weishaupt, que penetraron las logias francesas, promovieron la Revolución e instigaron a los Jacobinos en su reinado del Terror, con el propósito de eliminar todo gobierno y toda religión para así instaurar un orden mundial, el “Novum Ordo Seculorum” que se proclama en los documentos constitutivos de los Estados Unidos. Pero este es un tema de discusión sobre el que no hay acuerdo entre los investigadores.

 

Todo indica, en todo caso, que sus integrantes pertenecen a las más altas esferas de la sociedad:  políticos,  financistas, diplomáticos, magistrados, empresarios,  militares, académicos, periodistas, científicos, religiosos, etc. Se habla, incluso, de conspicuos miembros de la jerarquía católica que hacen parte de esos Altos Grados.

 

Este es precisamente uno de los temas que trata Malachi Martin en su libro. Y Don Luigi Villa, a instancias del Santo Padre Pío de Pietrelcina, dedicó los últimos años de su vida a desenmascarar la presencia masónica en el Vaticano. Por otra parte, Stephen Knight sostiene que la Iglesia de Inglaterra se halla de hecho bajo el control de las logias.

 

Por definición, el “Arcanum arcanorum” (Secreto de los secretos) no está al alcance de los profanos y ni siquiera de los masones comunes y corrientes, incluso los de los más altos grados de la jerarquía ordinaria. Su conocimiento solo se brinda a los Príncipes de la Verdad de que habla Hall. Es conocimiento oculto, en un doble sentido: oculto, porque a él acceden unos pocos iniciados; oculto, porque se refiere a los arcanos del universo.

 

Dicho de otro modo, la Masonería es ocultista. Así lo declara uno de sus divulgadores más conocidos, por lo menos entre nosotros, Robert Ambelain, autor de “El Secreto masónico”. Ambelain es fantasioso y podría decirse que un charlatán en lo que a la historia del Cristianismo se refiere, pero sus credenciales como masón están bien establecidas(Vid. http://www.4shared.com/get/teRphFDa/ambelain_secretomasonico.html).

 

El ocultismo es, por así decirlo, una disciplina teórico-práctica. Una cosa son sus enunciados, que para muchos suenan a palabrería vana que parece reñir con la racionalidad y, por supuesto, con el método científico. Pero sus cultores consideran que se trata de verdades a las que se llega a través de rituales que comienzan con la iniciación y prosiguen superando etapas de construcción espiritual hasta llegar a los más altos niveles en que se tiene acceso a la iluminación.

 

En qué consiste ella y cómo se la logra, son temas de debate. En rigor, ahí es donde se pone de manifiesto la radical incompatibilidad entre la Masonería y el Cristianismo o, por lo menos, el Catolicismo. Aquella, en efecto, es heredera del Gnosticismo, cuyo concepto de la Luz, como opuesta a las Tinieblas, difiere sustancialmente del que recoge sobre todo el Evangelio de San Juan, por cuanto ignora que para salir de la oscuridad del pecado se requiere la acción de la gracia de Dios.

 

En rigor, el concepto de pecado está ausente en esa cosmovisión y se lo reemplaza por otros, como el oscurantismo, la superstición, la opresión, el fanatismo, el prejuicio o el temor, todos ellos de carácter socio-cultural. A la Luz se llegaría entonces por el conocimiento, la educación, el orden social y, según Pike, la armonía de los contrarios (Vid. la interesante explicación filosófica que ofrece Roscoe Pound en http://www.themasonictrowel.com/ebooks/freemasonry/eb0339.pdf), acompañados de una severa autodisciplina ritual que como por arte de magia eleva el espíritu.

 

No hay que olvidar, a propósito de ello, que Pike se inspiró en buena medida en los trabajos de Eliphas Levy, el conocido autor de “Dogma y Ritual de la Alta Magia”. El mismo Pike escribe que “La ciencia oculta de la Antigua Magia... se encuentra encerrada en enigmas que parecen impene­trables, en los Ritos de la Masonería Superior” (Vid. http://syllabus-errorum.blogspot.com/2013/10/un-mason-casi-se-convierte-en-papa-la.html).

 

Cierta corriente masónica identifica esta lucha contra las tinieblas con la acción de Lucifer, el ángel caído portador de la Luz, e incluso con  la de la serpiente tentadora que en el Edén excita a Eva y luego a Adán a desatender la prohibición y atreverse a ser libres, buscando por sí mismos el conocimiento del Bien y del Mal (Gen. 3,5).

 

Algunos llegan a identificar a Lucifer con el aspecto luminoso de Dios, que contrasta con el oscuro que una sesgada interpretación del Antiguo Testamento hace ver como colérico, violento y vengativo. Otros más, influenciados por Helena Blavatsky,  siguen “una tradición espiritual que considera a Lucifer como uno de los Ángeles solares, esos Seres avanzados de los que dice la Teosofía que descendieron (de ahí “la caída”), desde Venus a nuestro planeta hace eones para traer el principio de la mente al que entonces era el hombre-animal. En la perspectiva teosófica, el descenso de esos Ángeles solares no fue una caída en el pecado o en la deshonra sino más bien un acto de gran sacrificio, como sugiere el nombre de “Lucifer”, que significa portador de luz” (http://www.lucistrust.org/es/arcane_school/talks_and_articles/the_esoteric_meaning_of_lucifer).

 

Algunos comentaristas observan que el simbolismo de la Estatua de la Libertad, obra de nítida inspiración masónica, evoca a Lucifer, el portador de  luz. La antorcha encendida trae consigo la iluminación y, con esta, la libertad. Y aquí encontramos otra confrontación con el pensamiento cristiano, para el que la verdad es ante todo de carácter moral y condición necesaria para liberarnos de la esclavitud del pecado. La liberación que ofrece el pensamiento masónico es otra, tal como lo ponen de presente las consignas del gobierno socialista que hoy impera en Francia: liberación de todo condicionamiento o determinismo de orden natural o cultural, por no hablar de los de orden sobrenatural, que se excluyen por sustracción de materia. A ello se refiere toda la doctrina masónica de la emancipación humana.

 

Por este sendero se llega al Satanismo. La inspiración ya no viene de Lucifer, el portador de luz, sino de Satán, el Príncipe de las Tinieblas.

 

La acusación de Satanismo contra la Masonería ha sido persistente en el magisterio de la Iglesia a partir de la condena que lanzó el papa Clemente XII en la Encíclica In Eminenti en 1738. Años después, el papa Pío IX se refirió a ella denominándola la “Sinagoga de Satán”. Y el papa León XIII la calificó en los más severos términos en la Encíclica Humanum Genus de 1884. No obstante ello, la posición de la Iglesia se ha suavizado en los últimos tiempos, aunque persiste la prohibición a los católicos de afiliarse a organizaciones que promuevan la destrucción de la Iglesia u objetivos contrarios al credo católico (Vid.http://bibliaytradicion.wordpress.com/miscelaneo/francmasoneria/documentos-pontificios-que-condenan-a-la-francmasoneria/).

 

Independientemente de si tiene o no inspiración satánica, es un hecho que la Masonería ha instigado los peores ataques contra la Iglesia, desde la persecución que contra ella se desató en la Revolución Francesa hasta la reciente criminalización del Cristianismo que acredita el documentado libro de Janet L. Folger que he mencionado en este blog en varias ocasiones.(http://www.amazon.com/The-Criminalization-Christianity-Becomes-Illegal/dp/1590524683).

 

La descristianización de Francia es, a no dudarlo, obra de la Masonería, lo mismo que la que se está llevando a cabo en los Estados Unidos, según lo denuncia el Dr. Monteith en el libro que atrás he citado. A su entender, no nos encontramos acá frente a una Hermandad de los Hijos de la Luz, sino de las Tinieblas.

 

La vinculación de la Masonería con el  Satanismo es tema que se trata en los libros de Heimbichner y Knight que he citado arriba.

 

No es extraño que figuras tan representativas del Satanismo en los tiempos recientes hayan hecho carrera en las logias masónicas, como es el caso de Aleister Crowley, que ocupa un lugar destacado en el capítulo  que escribió William H. Kennedy sobre historia del Satanismo moderno para su libro “Satanic Crime-A Threat in the New Millennium”(Vid. http://www.whale.to/c/sataniccrime.pdf).

 

Escribe Kennedy que en su búsqueda de iluminación espiritual, Crowley combinaba consumo de drogas con prácticas de meditación y ritos sexuales que configuran un sistema de magia sexual. Sus seguidores sostenían que las drogas, la visualización y el frenesí sexual los hacían ascender hasta la visión de la deidad que buscaban.

 

Esta magia sexual es tema del “Arcanum arcanorum”, según observa Heimbichner en el capítulo Séptimo de “The Blood on the Altar”.

 

El Satanismo, según Kennedy, puede entenderse bien como la adoración de Satán entendido como un ser real, ya como un símbolo.

 

Aunque la Masonería ha declarado tradicionalmente su creencia en Dios como Gran Arquitecto del Universo, su idea de Dios oscila entre la del  Ser Supremo de los filósofos racionalistas, que es un ser bastante impersonal y desentendido de la suerte de su creación, y la de místicos de la Antigüedad, que combinan en un solo ente los atributos de Jahweh, Baal y Osiris, dándole el nombre de Jahbulon (Vid. Knight, pags. 236-40). Pero, siguiendo influencias gnósticas, es frecuente que tenga una concepción dualista de su Dios, en la que se integran, como atrás señalé, la Luz y las Tinieblas, el Dios bueno y el Dios malo. Y, al tenor de la Teosofía, se llega a considerar como malo al  Dios de nuestros padres, y como bueno a Lucifer/Satán. En fin, ya hay obediencias masónicas, como el Gran Oriente de Francia, que han dejado de exigirles a sus miembros la creencia en un Ser Superior.

 

La creencia y la adoración del Demonio como un ser real es fuente de los pavorosos crímenes satánicos que estudia Kennedy en su libro. De crímenes instigados por espíritus malignos se ocupa un libro que no dejo de recomendar, “Treinta años con los muertos”, del Dr. Carl Wickland , que se encuentra en la red (http://new-birth.net/booklet/30_years_among_the_dead.PDF).

 

Es también fuente  de la depravación sexual que, a partir de las elites, se extiende por toda la sociedad. Se acusa a la Iglesia Católica por la pedofilia del Clero, tema que dio lugar a la patética declaración de Pablo VI sobre la infiltración del humo de Satanás en su interior y que ocupa, además, los estudios de Randy Engel (“El Rito de la Sodomía”) o de William T. Kennedy (“Lucifer’s Lodge-Satanic- Ritual Abuse in the Catholic Church”). Pero se sesga lo relativo a las poderosas redes pedófilas que obran en altos sectores de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Bélgica u Holanda, para citar tan solo algunos de los casos más conocidos hoy por hoy   (Vid. http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_del_activismo_ped%C3%B3filo; http://www.barruel.com/info12.html). En este último sitio puede verse un terrible expediente sobre las conexiones masónicas con esas redes de pedofilia.

 

La segunda vertiente del Satanismo considera que Satán es un símbolo. Lo es, en primer término, del rechazo al Cristianismo; en segundo término, lo es de la emancipación del hombre y, en el fondo, de su divinización, en virtud de la cual el hombre se convierte en un dios para sí mismo.

 

Un aspecto muy significativo de este punto de vista es la divinización de la naturaleza, que da lugar al Naturalismo , el cual exalta las fuerzas telúricas y destaca en el hombre sus potencias biológicas, especialmente las de carácter sexual. De hecho, esta vía conlleva el regreso del paganismo. Por ese motivo, ahora se viene hablando con insistencia de un neopaganismo  llamado a superar la religiosidad cristiana, tal como se advierte en movimientos como New Age y Wicca.

 

Algunos observadores han llamado la atención acerca de esta incompatibilidad radical de ciertas tendencias de la Masonería de hoy con el pensamiento cristiano e, incluso, con las vertientes espiritualistas de aquella, a las que se llama “trascendentalistas”.

 

Sea que el Satanismo se tome por los masones en sentido literal o meramente simbólico, su anticristianismo y su naturalismo influyen decisivamente en la revolución cultural que está en curso y aspira con distintos pretextos a erradicar todo sentido cristiano de la vida, de la familia, de la sexualidad y, en suma, de las buenas costumbres, tal como se pone de manifiesto en el documento que lleva por título “El Nuevo Orden de los Bárbaros”, el cual recoge consignas de inocultable origen masónico (Vid. http://biblicalscholarship.net/barbarians.htm).

 

Estas consignas se ambientan en los medios de comunicación y en los sectores académicos, para luego imponerlas a través de instancias internacionales, órganos legislativos, autoridades administrativas o entidades judiciales, según convenga en cada caso. Por ejemplo, en un mismo año, 1973, el aborto se impuso en Estados Unidos por sentencia de la Corte Suprema, mientras que en Francia se lo adoptó mediante la llamada Ley Weill. Y lo mismo va sucediendo con las bodas y las adopciones de parejas homosexuales: al mismo tiempo se las aprueba por medio de leyes, si se cuenta con mayorías parlamentarias favorables, o de sentencias de altos tribunales, si están ellos sometidos al control masónico.

 

Craig Heimbichner observa en el prefacio de su libro que, para imponer en las comunidades las ideas de esta revolución cultural, se acude a técnicas de control mental que manipulan las actitudes, las opiniones, los valores y el comportamiento de la gente en la dirección deseada por la Criptocracia que mueve los hilos como si obrase sobre marionetas. A través del siguiente enlace se pueden leer en francés algunos extractos del libro: http://www.fichier-pdf.fr/2013/06/18/du-sang-sur-l-autel-extrait/du-sang-sur-l-autel-extrait.pdf.

 

Esa Criptocracia ejerce un gobierno invisible sobre las sociedades, tal como lo han señalado David Wise y Thomas B. Ross (“The Invisible Government”, New York , Random House, 1964;https://archive.org/stream/theinvisiblegove20224gut/20224-8.txt).

 

Creo que puedo rematar dando repuesta a la pregunta que sirve de título para este escrito: ¿en manos de quién o quiénes está el gobierno del mundo de hoy? Nada menos que en las del que el Evangelio llama el “Príncipe de este  mundo”, es decir, de Lucifer/Satán.

3 comentarios:

  1. Recomiendo la lectura de este artículo del Sr. Jesús Vallejo Mejía. Es un documento serio y bien documentado.
    Gracias Sr. Vallejo.
    LJGV


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  2. Afortunadamente ya la mayor parte del electorado esta avisado y listo a votar correctamente. De lo que no nos podemos defender es de las maromas fraudulentas de un jefe de estado y de sus socios para delinquir

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  3. Todo aquel que actúa bajko la sombra, es un peligro para la moral, el desarrollo y la sociedad. Jealbo

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