lunes, 2 de marzo de 2015

Lecciones de la historia

Es verdad de a puño que toda sociedad tiende a ordenarse a través de normas y autoridades, pues ninguna podría sobrevivir en medio de la anarquía.

A partir de ahí, cabe toda suerte de discusiones acerca de cuál podría ser el orden más adecuado, cuál la normatividad más deseable y cuáles los sistemas de autoridad que mejor le convengan, que son los grandes temas del pensamiento político.

Este, a lo largo de siglos, ha decantado unas ideas acerca del orden justo, de la sujeción de la autoridad al derecho, de su origen democrático y de los derechos que es indispensable garantizarles a las comunidades y los individuos que las integran. Esas ideas constituyen el desiderátum de la civilización política, que no ha aparecido de la noche a la mañana, sino que es resultado del esfuerzo de muchas generaciones.

Ese esfuerzo no puede darse por concluido, pues siempre habrá nuevas perspectivas que ameriten considerarse alrededor de estos tópicos y nuevos retos que resultan de los cambios culturales que experimentan sociedades que, como las modernas, viven en continuo estado de transformación. La lucha por el derecho y por los derechos, por la justicia, por el bien común, por el mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades y por la democracia es, pues, cosa de todos los días y de nunca acabar.

Se atribuye a Newton la afirmación de que la ciencia moderna ha avanzado “a hombros de gigantes” que supieron alzar su mirada por encima del común de la gente y ver más allá de los horizontes que les fijaban los tiempos en que les tocó vivir. Pero esto no se aplica solo al progreso científico, sino también, en general, a los distintos progresos del espíritu en torno de sí mismo, de la comprensión de lo que Teilhard de Chardin llamaba el “fenómeno humano”, del mundo moral y de la ordenación de las sociedades.

Esta observación de Newton ha dado lugar a  un conocido texto de divulgación científica de Stephen Hawkins que lleva precisamente por título “A hombros de gigantes”, en el que  recaba sobre la historicidad del quehacer humano y, por ende, sobre la importancia del pasado en su desarrollo y sus logros.

Esto es de especial importancia en lo que concierne al mundo social, que, quiérase o no, se edifica sobre experiencias, dificultades, ideas, respuestas y, en general, acciones y reacciones de tiempos pretéritos, a menudo tan antiguos que remontan a la prehistoria.

Los materiales de esa edificación proceden muchas veces de aportes anónimos de gente común y corriente. Pero otras veces resultan de verdaderos gigantes del espíritu, creadores de las religiones superiores, de los grandes sistemas de pensamiento, de las más elevadas concepciones morales, de los más rigurosos ordenamientos jurídicos o de las formas de organización social que mejor responden a las necesidades colectivas.

Por supuesto que no todo tiempo pasado fue mejor y que esos tiempos no muestran, como ingenuamente se creía en otras épocas, líneas ascendentes de progreso indefinido, sino más bien momentos de auge y de decadencia, de expansión y de regresión, de claridad y de oscuridad. Incluso los momentos que consideramos felices y estelares exhiben facetas sombrías que obligan a ponderarlos con cautela. Pero el presente no es necesariamente mejor, ni todo lo que se presenta como novedoso nos ofrece la seguridad de que contribuirá positivamente a hacer que la vida del común de las personas sea más llevadera.

Estas consideraciones que, bien miradas, parecen de Perogrullo, son pertinentes para reflexionar sobre muchos de los temas de debate que ocupan hoy a la opinión pública colombiana, especialmente la que se forma y manifiesta en los medios de comunicación social que gozan de más penetración en los distintos estratos de nuestra sociedad y, por ende, contribuyen decisivamente a equipar el repertorio de ideas y creencias  de la gente.

Una de las ventajas del mundo de hoy es que cada vez más personas tienen acceso a la información, pero con la desventaja de que esta se ofrece casi siempre de manera sesgada, sin invitar a la reflexión y concebida de acuerdo con las técnicas de la propaganda que resaltan los aspectos emocionales de los temas y los presentan sin argumentación razonable, reduciendo los enunciados a frases de cajón y lemas efectistas.

La presentación mediática de los diálogos de La Habana es buena muestra de cómo se puede atentar contra el derecho de la comunidad de  recibir información veraz e imparcial.

De acuerdo con el sitio #CarruselDeLaPaz en Twitter, Santos ha acudido al expediente de la “mermelada”, que tan útil le resultó en la compra de su reelección, para hacerle propaganda a su proyecto de paz con las Farc, según el siguiente botón de muestra:

“29 Gobierno ha gastado, hasta diciembre de 2014, $113.645 millones en contratos para el Proceso de paz.

28 Gobierno ha firmado 350 contratos para el Proceso de paz de La Habana.

27 Gobierno ha contratado en temas de paz, $4.855 millones, con "Fundaciones".

26 Gobierno ha gastado $10.360 millones en Medios y publicidad para la paz.

24 Gobierno ha contratado en asesorías para la paz $7.068 millones.

23 Gobierno pagó a miembros de la Comisión Histórica y sus Víctimas $594.000.000

22 Gobierno contrató con Connecta S.A. por $1.264.400.000 para realizar encuestas sobre el Proceso de paz.

21 Gobierno contrató con Área Comunications S.A. por $759.243.961 para divulgar piezas de comunicación del Proceso de paz.

20 Gobierno contrató con Oportunidad Estratégica Ltda $321.000.000 por un concepto sobre viabilidad del Proceso de paz.

19 Gobierno contrata a J. Walter Thompson por $1.080.708.200 para estrategias de publicidad y mercadeo del Proceso de Paz.

18 Gobierno contrata con empresa del hermano del Pte Santos por $812.000.000 para estrategias digitales del Proceso de paz.

17 Gobierno contrató a Sístole S.A., del hermano del Pte Santos, para ejecutar estrategias digitales del proceso de paz.

16 Gobierno ha pagado a Medios de comunicación $3.130.855.377 por divulgar el proceso de La Habana.

15 Gobierno ha pagado a RCN TV $860.029.703 por promociones del proceso de Paz.

14 Gobierno ha pagado a Caracol TV $860.025.674 por promociones del proceso de Paz.

13 Gobierno ha pagado a revista Semana $1.092.800.000 para la "pedagogía para el postconflicto".

12 Gobierno pagó $1.507.528.386 a Velnec S.A. para realizar "obras para la paz".

11 Gobierno ha pagado a Etecsa de La Habana $2.393.313.450, por servicio de Internet y telecomunicaciones de Farc.

10 Gobierno ha pagado a Aviatur $419,3 millones, por pasajes aéreos a La Habana.

9 Gobierno gasta $1.860.049.611 en transportes de la Fuerza Aérea a La Habana.

8 Gobierno pagó $968.982.882 por arriendo de una casa en La Habana, para hospedajes del proceso de paz.

7 Gobierno pagó $1.421.803.500 a "Corporación" del exguerrillero León Valencia, para hablar del proceso de La Habana.

6 Gobierno pagó $1.347.277.093 a "Fundación Ideas para la paz"; para promover proceso de La Habana.

5 Gobierno pagó $1.012.256.800 a Fundación García Márquez, para "seminarios a periodistas en cobertura del proceso de paz".

4 Gobierno gasta $1.300 millones a través de "Cordepaz", para "promover el proceso de paz...". Despilfarro.

3 Gobierno gasta $480,6 millones en un contrato con "Corpovisionarios" de Mockus, para apoyar "proceso de La Habana".

2 Federación de Cafeteros se gasta $42.048.383.518 en contratos "para la paz", mientras los productores están en crisis.

1 Mientras los caficultores siguen en crisis, la Federación de Cafeteros gasta $42.048 millones en contratos "para la paz".”

 

Estos dinerales no se han gastado en programas que inviten a la ciudadanía a reflexionar y discutir sobre el asunto más importante que tiene que afrontar en estos momentos, sino en propaganda apabullante que busca acallar las voces críticas y crear una conciencia colectiva favorable a lo que se acuerde con las Farc, cualquiera  sea su contenido.

Por lo que se puede apreciar en la información y los comentarios de los medios, la superficialidad marca la tónica, como cuando se pretende que haga carrera lo de que “la justicia no puede ser impedimento para el logro de la paz”, como si esta fuese posible a expensas de aquella, o se saluda con ovaciones una torpe iniciativa de César Gaviria sobre impunidad para todos a expensas de los compromisos internacionales de Colombia y de lo que en el Tratado de Roma se considera que son imposibles morales que lesionan la conciencia civilizada de la humanidad.

Otro tema de discusión que está sobre el tapete toca con la  revolución culltural que se desarrolla a pasos agigantados para imponer nuevas concepciones sobre la sexualidad, la familia y, en general, el orden de las costumbres que a lo largo de más de mil quinientos años  ha imperado en nuestra civilización.

Es asunto del que me ocuparé después, pero considero oportuno ofrecerles a los lectores dos documentos que creo que pueden contribuir a ilustrar su juicio acerca de su enormes repercusiones morales, a saber:

-Un sesudo ensayo de Marguerite A. Peeters sobre los retos de la Nueva Ética Mundial:

http://www.laici.va/content/dam/laici/documenti/donna/filosofia/espanol/nueva-e_tica-mundial-retos-para-la-iglesia.pdf

-Otro ensayo no menos  enjundioso del rabino Dennis Prager acerca de la importancia de la concepción judía sobre la sexualidad y la familia que heredó el Cristianismo de quienes San Juan Pablo II llamaba “nuestros hermanos mayores en la fe”:

http://www.rsvpamerica.org/wp-content/uploads/2014/08/Judaisms-Sexual-Revolution_Dennis-Prager_Sep-1993_Crisis.pdf

A la luz de estos documentos bien vale la pena meditar acerca de si lo que los medios presentan como medidas emancipadoras y progresistas lo son realmente o, más bien, constituyen regresiones a épocas de tenebrosa confusión moral.

2 comentarios:

  1. Gracias peofesor por continuar a través de éste medio la cátedra para quienes hace muchos años tuvimos el privilegio y el honor de ser sus alumnos. Juan Guillermo de la Cuesta M.

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  2. Se compra el consentimiento del pueblo y se fabrican sus nuevas costumbres destinadas a regir en todos los lugares. Me pregunto si podrá el liderazgo de valientes y sabias personas neutralizer esas situaciones y conducir a las sociedades hacia valores superiores. Difíciles misiones atraen a los más nobles y esforzados. He aquí una mision que tan solo unos pocos podrían dirigir

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