La lucha continúa
El Centro Democrático libró en la jornada electoral de ayer una ardua batalla en medio de circunstancias extremadamente adversas: sin maquinarias políticas, sin medios masivos de comunicación, sin financiación del gran capital y con el gobierno nacional, la bien aceitada Mesa de Unidad Nacional y las Farc en contra.
Fue su primera irrupción en elecciones departamentales y municipales, y si bien los resultados no fueron los que se esperaban, quedó claro que es una fuerza política con la que se tendrá que contar en el inmediato porvenir.
Le quedan grandes tareas para emprender en lo que a su frente interno respecta: ajuste de fallas en los estatutos, examen y corrección de los errores cometidos. Pero lo más importante es la continuidad con renovado vigor en sus grandes propósitos.
El primero de ellos, desde luego, es frenar y enderezar en la medida de lo posible el proceso de claudicación ante el narcoterrorismo de las Farc en que está empeñado Juan Manuel Santos.
Hay otros temas en que le corresponde papel protagónico.
Ayer quedó claro que la corrupción y la politiquería siguen siendo vicios letales de nuestra democracia. Contra ellos hizo campaña el hoy expresidente y senador Uribe en 2002, y ahora es necesario reemprenderla con convicción y entereza, pues inexorablemente esas taras terminarán erosionando la confianza de las comunidades en la institucionalidad. Y esa confianza es lo que en últimas la sostiene.
Es muy importante continuar con la promoción de nuevos liderazgos que incorporen a la dirigencia política a personas que se han destacado en otros campos y están en capacidad de prestar servicios eminentes a la república, así como a jóvenes idealistas e incontaminados que refresquen y aireen un ambiente que ya está enrarecido de modo asfixiante.
La representación del Centro Democrático en el Congreso se ha destacado por la seriedad con que se esmera en dar respuesta a sus compromisos con el electorado. Ese ejemplo debe inspirar a los que acaban a ser elegidos bajo sus banderas en gobernaciones, asambleas, alcaldías, concejos y juntas administradoras locales. Todos ellos están obligados a mostrarles a las comunidades que integran un partido responsable que se inspira en la promoción del bien común y no en la satisfacción de apetitos de individuos o de grupos particulares que a menudo constituyen verdaderas bandas criminales.
Es hora de reflexionar a fondo sobre la importancia de los partidos políticos para el funcionamiento regular de la democracia.
El deterioro evidente de los partidos históricos ha dado lugar a nuevas formaciones nacionales, regionales y locales que no necesariamente cumplen en forma adecuada las tres funciones básicas que le competen al sistema de partidos, a saber:
-La configuración de programas de gobierno que satisfagan las necesidades comunitarias.
-La formación de personal especializado en el manejo de la cosa pública.
-El encuadramiento político de las masas.
Los programas de gobierno deben basarse en fundamentos ideológicos que identifiquen los valores cuya promoción constituye el desiderátum de la acción política. Esta se propone, según el autorizado concepto de David Easton, la “adjudicación autoritaria de valores”. Pero estos prácticamente han desaparecido en el debate público o por lo menos se los ha ubicado en planos secundarios, como si no interesaran.
¿Cuáles son en definitiva los valores que inspiran la acción política de los que resultaron triunfantes en los comicios de ayer? Parafraseando lo que tal vez dijeron Carlos V o Felipe II, digamos que “Averígüelo, Vargas”.
Leo en el excelente escrito que hizo el P. Leopoldo Durán sobre Graham Greene, al que he tenido acceso gracias a la amabilidad de mi caro amigo José Alvear Sanín, algo que parece venir como anillo al dedo respecto de la calidad de nuestra clase política. Lo transcribo a continuación:
“La definición que del político da Graham Greene es terrible.<El político es un hombre totalmente amoral, corrompido hasta la médula. Con las excepciones que pueda haber.> El político es, para Greene, un mal necesario …” (Durán, Leopoldo, “Graham Greene, amigo y hermano”, Espasa, Madrid, 1996, pag. 83).
El Centro Democrático debe proponerse la formación de personal especializado en la tarea de la conducción política que involucre en su vida valores eminentes y no descienda a la caracterización que acabo de mencionar, la cual, desafortunadamente, corresponde al común de nuestra clase política. Aprovechándose de la amoralidad reinante en la misma, el diabólico Santos ha estimulado sus vicios para ganar adeptos a sus muy cuestionables proyectos. A esa ralea hay que contrarrestarla con gente que obre según principios y no movida por sus apetitos.
Hay pendiente todo un vasto empeño de educación política de las comunidades, de modo que la acción colectiva se encuadre dentro de propósitos que realmente las beneficien y no de unos lemas engañosos y hasta fraudulentos, como la de la fementida paz que ofrece Santos. Si no hay ese adecuado encuadramiento, la gente del común se desorienta, tal como a las claras se vio ayer con votos depositados en favor de candidatos que piensan y buscan algo muy diferente de lo que le hicieron creer al electorado que promoverían
En síntesis, si bien los resultados electorales de ayer le dejan al Centro Democrático mucho que desear, los mismos le suministran una base respetable para seguir luchando en pro de una Colombia que tome un rumbo de progreso creíble, y no el que bajo la mala conducción de Santos y su perversa cauda política amenaza con arrojarla por un despeñadero.
Insisto, pues, en mi “ritornello”:
¡COLOMBIA, DESPIERTA ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE!
¡Excelente artículo, para reflexionar en grande!
ResponderEliminarSoy Uribe Centro Democrático, no obstante no les di mis votos, ya que busqué los mejores y mas convenientes... Acerté con Federico Gutierrez. ¿Cuál fue la razón por la que no vote CD? Muy simple, CD no obstante ser una fuerza nueva y que ha pegado duro, siendo la única OPOSICIÓN frontal al pésimo y peligroso gobierno de Juan Manuel "Gelatino" Santos y haber mostrado cumplimiento, seriedad y empuje en el Congreso, también ha dejado muchas dudas:
. No le pueden dejar todo el peso de la labor y la responsabilidad al Presidente Senador Álvaro Uribe Vélez.
. Queda el mal sabor de la falta de liderazgo y compromiso firme, en la gran mayoría de sus miembros.
. Faltó visión y mayor análisis a la hora de otorgar AVALES, inclusive presentándose hasta reversas,lo cual es negativo y deja mala imagen.
. La imagen del partido y de la labor a desarrollar, no puede ser casi que en un 100% la del Doctor Álvaro Uribe Vélez, quien a la larga parecía ser el candidato.
. Damas y Caballeros deben luchar codo a codo por el partido...y en igualdad de condiciones y aporte. Parecería que las Damas, tuviesen más peso y empuje. ¿Qué pasa?
. Si bien es cierto, en los comicios de octubre 25, quedó un amargo sabor en la boca, también es cierto que hay mucho fruto para recoger y resembrar, para ampliar la cosecha futura, pero eso sí, bajando el tono e incrementando el argumento, sin que hacia afuera se vean como retrecheros y peleadores...que se vean como pensadores.
Indudablemente, los no buenos resultados de octubre 25, son una sacudida que nos permitirá mejorar para poder seguir adelante con más fuerza y peso.
Juanfer