Colombia invertebrada
Consideraciones análogas cabría hacer ahora acerca del confuso estado en que Santos tiene a Colombia, con una institucionalidad que amenaza naufragar.
Pero lo mismo parece estar ocurriendo en Catatumbo, Chocó, Putumayo, Nariño, Cauca y otras regiones del país en las que, de hecho, la autoridad ya no la ejerce el Estado, sino que está en manos de grupos insurgentes que han recuperado el control territorial que les había arrebatado el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Y es bien dudoso que si se firma la paz que a toda costa quiere Santos, esos grupos desalojen los espacios que están controlando. Lo más probable es que aprovechen las ventajas de que ya gozan, para ampliar sus dominios y extender su acción a las zonas urbanas.
Pero el problema no radica solo en los grupos insurgentes. Las famosas Bacrim (bandas criminales) también dominan en vastos sectores de la geografía nacional en los que controlan cultivos de coca, minería ilegal y otras actividades delincuenciales. Y están presentes en muchas ciudades, como Bogotá y Medellín, que en la práctica están en manos del hampa.
Las excesivas concesiones que Santos les está otorgando a las Farc han suscitado un clima de zozobra que se está extendiendo por todo el país.
Ya se habla de separatismo en distintas regiones, como Antioquia y el Valle del Cauca, que no estarían dispuestas a caer fácilmente bajo la férula de las Farc, algo que Juan Gossaín advirtió hace algunos meses y lo corrobora en crónica reciente Gustavo Álvarez Gardeazábal.
Santos aspira a que con golpes publicitarios se produzca un fuerte viraje de la opinión en pro de su política con las Farc. Pero es un hecho notorio que la gran mayoría de los colombianos no estamos de acuerdo con darles trato de favor que equivalga a otorgarles impunidad y ponerlas en posición de tomar el poder para instaurar entre nosotros el régimen totalitario y liberticida que anuncian sus manifiestos ideológicos.
En el mejor de los casos para Santos, podría hablarse de una opinión dividida o, mejor dicho, fracturada.
Santos no solo es vanidoso y prepotente; es, además, un personaje ignorante que desconoce la magnitud de la problemática que su mente inexperta está manejando. Carece de conciencia histórica bien formada, y eso lo lleva a desatar una dinámica que muy seguramente suscitará nuevas y letales confrontaciones en la sociedad colombiana.
Por eso, hay que insistir en esta consigna:
¡COLOMBIA, DESPIERTA ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE!
Jesus.
ResponderEliminarTodos tus articulos los leo . Son muy interesantes y totalmente ajustados a la realidad.
Que susto ¡¡¡ Nos engañaron. Será posible que aún se pueda frenar esta maniobra fraudulenta ? A a mi a veces me parece que esoy en una pesadilla .
Te recuerdo.
cristina escobar