martes, 2 de marzo de 2010

Adhesión a la campaña senatorial de Selma Samur

Apreciada Selma:

Aunque yo no me considero un católico ejemplar y alimento algunas heterodoxias, soy decididamente espiritualista y considero que el catolicismo contiene un tesoro invaluable que ha hecho posible lo mejor de nuestra civilización.

Me preocupa profundamente el sesgo anticristiano y claramente anticatólico del libertarianismo que se ha apropiado del pensamiento liberal contemporáneo, que ha hecho perder de vista la distinción tradicional entre libertad y libertinaje.

Creo que las doctrinas que se están imponiendo acerca del aborto, la eutanasia, el control natal, la familia y la educación sexual, así como lo que se ha dispuesto en varios países europeos y hasta en los Estados Unidos acerca de la tipificación del delito de incitación al odio de género, en que se incurre si se denuncia la  inmoralidad de prácticas sexuales desordenadas, o la decisión de la Corte Europea que ordena retirar los crucifijos de las escuelas y otros lugares públicos, dizque por considerar que la imagen del Crucificado es ofensiva para otras creencias, indican que hay un movimiento claramente diseñado y en acción para erradicar nuestras creencias religiosas.

La libertad de religión está pues en grave peligro. En alguna de las múltiples publicaciones que me llegan vía internet se menciona que la consigna hoy ya no es la libertad de religión, que entraña un valor altamente significativo, sino la libertad de la religión, mediante la cual se pretende revivir el delirio de la Ilustración que pretendía barrer de la faz de la tierra todo vestigio de oscurantismo y superstición que se identificaban con las creencias religiosas.

Estoy, desde luego, en contra del fundamentalismo y del clericalismo, pero creo que a partir de la Declaración sobre la Libertad Religiosa del Concilio Vaticano II, esos ya no son problemas del catolicismo, que ha abandonado incluso la injusta doctrina de que por fuera de la Iglesia no hay salvación y se muestra bastante abierto en materia de diálogo interreligioso.

Le recomiendo que lea un libro de Jean Sevillia que lleva por título "Cuando los católicos estaban por fuera de la ley". Ignoro si hay versión castellana, pero es una obra fundamental para entender lo que hizo el Radicalismo francés, aupado por la Masonería, para humillar a la Iglesia y aislarla de los fieles. Lo mismo se hizo en México en la funesta época de Obregón y en la España republicana.

La defensa de la libertad religiosa, de los valores morales de la civilización y de la libertad de conciencia es, por consiguiente, un tema político prioritario para quienes creemos que la civilización no se define por los logros materiales, sino por lo que Paul Ricoeur llamaba "un impulso hacia lo Alto".

Con todo respeto, le digo que el Partido Conservador ya no es el baluarte de la civilización que proyectaron sus fundadores. Desde que el inverecundo Gómez Gallo resolvió posar en la sacrílega fotografía que publicó Soho parodiando soezmente el sagrado episodio de la Última Cena, sin que sus copartidarios lo censuraran por ello, su colectividad perdió todo norte moral. Recientes episodios de corrupción en que se han visto comprometidos importantes personajes de la cúpula conservadora corroboran esa apreciación.

Mi distinguido y brillante amigo José Alvear Sanín, por otra parte, ha llamado varias veces mi atención acerca del sesgo abortista del Ministerio de Protección Social, no obstante las reiteradas manifestaciones de piedad que hace el presidente Uribe.

Es importante señalar que la causa Pro-Vida, si bien encuentra clara fundamentación religiosa en lo que S.S. Paulo VI llamaba bellamente la invitación de Dios al Banquete de la Vida, también encuentra eco en el pensamiento liberal no libertario.

Recuerdo lo que dijo Raymond Aron, a mi juicio el más importante pensador liberal de Francia en el siglo XX, en un reportaje que publicó L'Express poco antes de su muerte: "La civilización occidental marcha hacia su destrucción: ya quiere tolerar el aborto". Y algo similar expuso hace poco el filósofo español Gustavo Bueno, confesamente ateo, en un pronunciamiento acerca de la atroz legislación que acaba de aprobarse en España.

Creo que ha llegado un momento de grandes definiciones. Le sugiero que piense seriamente en un partido que, sin ser confesional ni clerical, reciba el legado conceptual de la Iglesia y lo traduzca en programas de acción política que sean capaces de  convocar a las grandes mayorías nacionales. Hay un rico magisterio que desarrolla el principio elemental de que la función básica del Estado es la promoción del bien común, concepto que es necesario hoy recuperar por cuanto entraña ineludibles connotaciones morales.

Pero aun si sus seguidores somos  pocos, dado el desconcierto reinante, no se desanime. Es posible que la suya sea una de esas voces que claman en el desierto. Pero ya se sabe que cuando lo que se anuncia es la Verdad, ésta termina conmoviendo a las muchedumbres.

Hoy les recordaba a mis discípulos que Cicerón consideraba que la política es la más noble de las actividades humanas, si se la entiende como lo planteó Aristóteles, esto es, como el arte de la edificación del bien común.


Le deseo el mejor de los sucesos en la campaña que ha emprendido y le ruego contarme entre los simpatizantes de su proyecto político.

Cordialmente,

Jesús Vallejo Mejía

Correo recibido originalmente de Selma Patricia Samur:

Apreciado Jesús,

Su carta me ha conmovido enormemente, la profundidad de sus palabras y el sentimiento que hay en ellas me hacen sentir plenamente afortunada de contar con su apoyo.

Debo serle muy sincera, porque esa es la primera obligación de la amistad, en estos días el tiempo me está resultando esquivo, no alcanzo a escribir todo lo que quisiera, ni a llamar a todas las personas que debiera.
Por eso no he podido contestarle acorde con la altura de su comunicación para darle la respuesta de fondo a tan importantes planteamientos.

Espero, si Dios me da la oportunidad, poder hacerlo personalmente muy pronto, pues es posible que el próximo viernes viaje a Medellín.

Mientras tengo la oportunidad de estrechar su mano, quiero que sepa que puede contar conmigo como defensora de todos esos principios y valores diluidos con la mal llamada modernidad.

Dios lo bendiga
Selma Samur
Pagina Web: http://www.selmasenadora.com/
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