jueves, 11 de marzo de 2010

Alfonso Valdivieso

Aunque Cambio Radical no es santo de mi devoción y ya he comprometido mi voto por la causa pro-vida que lidera Selma Samur, debo hacer un reconocimiento especial en torno de Alfonso Valdivieso, quien aspira a permanecer en el Senado.

Si bien es hombre discreto y de pocas palabras, su fortaleza moral encuentra pocos parangones en nuestra vida pública.

Si algún colombiano merece que en todos los rincones de la patria se lo recuerde con admiración y gratitud, es precisamente Valdivieso, por los logros que alcanzó en ejercicio del cargo de Fiscal General de la Nación.

Fue él, desde luego que con la colaboración y por la iniciativa de otros meritorios servidores públicos, quien libró la batalla para desenmascarar los oprobiosos vínculos de la clase política colombiana con el narcotráfico.

Para los jóvenes que apenas ahora tendrán oportunidad de acercarse a los puestos de votación, este episodio de la historia colombiana probablemente sea cosa del pasado, y bien vale la pena refrescarlo en esta oportunidad.

Cuando Samper asumió la Presidencia todo parecía blindado para ocultar esa proditoria alianza. Lo de los narcocassetes se consideraba decidido en contra de Andrés Pastrana, a quien se juzgaba como un mal perdedor y hasta como un apátrida. El Cartel de Cali tenía ya sus fichas aseguradas en la Procuraduría y la Contraloría. Quizá también contaba con agentes de su confianza en otras esferas gubernamentales, pero afirmarlo tajantemente podría dar lugar a que Samper, valiéndose de la preclusión que le otorgó la Cámara de Representantes,  inicie acciones judiciales contra quien así lo afirmare. Dejémoslo, pues, como una simple conjetura.

Pero no se contaba con que el Fiscal era un hombre de bien, un colombiano ejemplar, un personaje con la talla de los próceres, que con parsimonia y discreción fue atando los cabos de la peor de las conjuras que ha habido en una historia que no ha sido propiamente avara en ignominias. Y así fueron cayendo uno tras otro Medina, Botero, Mestre, Turbay, Vásquez y tantos más que habían enlodado la dignidad de Colombia.

Ya tendré oportunidad en otros comentarios de mencionar algunos recuerdos que tengo de esa época, sobre todo respecto de asuntos en los que decidí actuar, como cuando formulé denuncia penal por prevaricato ante la Corte Suprema de Justicia contra la tristemente célebre Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes que, siguiendo al pintoresco Heyne Mogollón, decidió archivar la actuación que se adelantaba acerca de Ernesto Samper en virtud de la denuncia que contra el mismo presentó el fiscal Valdivieso.

Quizás en algún momento me anime a hacer la lista de los colombianos más meritorios que actúan hoy en la dirigencia política, aquellos a quienes conviene oir y seguir. Dentro de ellos, no vacilo en contar a Alfonso Valdivieso y Marta Lucía Ramírez, por la que sí votaré en la consulta conservadora, pues reitero que deseo hacerle un efusivo homenaje a su inteligencia, su entereza y sus ejecutorias.

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